viernes, 29 de enero de 2010

Los Dogos y más Abelandia…

Palabras mayores

Bécker García


Pues vaya que pegó duro el escrito de Abelandia y sus mitos, comentado apenas en la pasada entrega.

Muchas gracias por aquellos que me hicieron algunas observaciones, por los que me llamaron por teléfono, escribieron en mi blog, en mis redes sociales o en los portales donde se publican estas Palabras Mayores.

Claro, hubo también simplones que nada aportaron a la causa y que solamente pretendieron ofender. Las tontos no tienen tanta gracia.

Ahora que, increíblemente lo que más jaló la atención, no fueron los fabiruchazos, o la plática con el Diputado Ruibal, sino, el pleito por los Hotdogs.

Los hermosillenses aducen que los de allá son los mejores dogos del mundo. Dicen, que en un canal de noticias estadounidense se dijo eso.

No pues, entonces ya fregamos. Lo dicen los gringos; ni para donde hacerse. Al cabos ellos son expertos en comida, ¿Verdad?. Aparte, pues las televisoras gringas son algo así como nuevos dioses; nunca se equivocan.

Habrá que preguntarles a ellos sobre la gran problemática mexicana para que de una vez nos orienten para siempre y salir de tronados.

Pero bueno, entonces cambiemos la discusión; si las salchichas son las mismas, mismo el tocino, el tomate, la cebolla y hasta la mayonesa, entonces digámoslo de otra manera. Los Panes de Obregón son mucho mejores a los panes de Hermosillo. ¿Porqué? Por el agua con los cuales se hacen. La de acá, es mucho mejor agua, y quizá por eso provoca tantas pasiones y codicias.

Y pongámoslo más claro. Los mejores dogos entonces, ni siquiera son de Obregón ni de Hermosillo. Son del Chinal, Sonora, arribita de Álamos, de donde salen la mayoría de los güeros que fueron los vendedores pioneros de dogos, tanto en Hermosillo, como en Cajeme.

Una vez aclarado el punto culinario, pasemos a lo importante. Más anécdotas de Abelandia.

Hubo algunos que pretendieron, al ritmo de la Tierra S.A., sentirse tan rockers, que hasta bailaron como si tuvieran 20 años menos. Al día siguiente, las corvas cobraron el atrevimiento. Otro de ellos anduvo correteando a Carlos, el bajista, queriendo arrebatarle el instrumento. Cuando se le preguntó si sabía tocar, contestó que no, pero de pronto pensó que era algo así como el Musical Band Heroe del Nintendo (o como se llame, pues).

Otro, de Nogales él y que no era Potrillo, sino pescado, a la mañana siguiente de la primera noche, confesó haber platicado toda la “tocada” muy a gusto con el “Wero Flaco”. Lástima que, al despejar el humo y el vapor, el famoso werito no apareció por ningún lado. Es más, hasta se revisó cuidadosamente la única cámara fotográfica, la oficial pues, y ni sus luces. ¿Sería el fantasma de Abelandia?

El torneíto de póker llevó un nombre que me mueve macizo el tapete. Hace dos años, lo ganó un “chamaco” vago y ocurrente. Abierto en el trato, inteligente en la plática, observador de todo y de todos, y exageradamente acoplado a las circunstancias. Amigo en fast track, en cosa de minutos se hizo popular entre la tropa.

Y como el año pasado no hubo torneíto de cartas, en este lo bautizamos como Poker Abelandia 2010, Edición Ricardo Puebla, nuestro último campeón. Seguro estoy entonces que “el Richard”, desde donde se encuentra, pidió permiso para echar una miradita y seguirnos en el juego y hasta con suerte le tocaron muchos más ases. Salud por él.

Otra: Me aclaran que la canción “El Rogón” solamente se cantó por dos veces, y sin dedicatoria para nadie.

Por otra parte y sin mezclar el tema; Francisco Villanueva también acudió al evento, aunque, por sus muchas ocupaciones nada mas nos acompañó cosa de media hora.

Me pidieron también que hablara de unos tamalitos que por cierto no me tocó en suerte probar. Ahí para la otra.

En fin, de nuevo, gracias por invitarme.

Y a quienes siguen tonteando y elucubrando con Abelandia y sus mitos, les reitero; nada pasa que no se pueda escribir, en dos columnitas sin chiste como estas.

Gracias…

Para columnas anteriores favor revisar: http://beckergarcia.blogspot.com

1 comentario:

  1. En relacion a los tamalitos sale otra anecdota de Abelandia, es la que platico el Chapo, el cocinero, que el viernes en la madrugada hubo alguien que llego y se estaciono en la estufa y empezo a agarrar tamales y comerselos, dice el chapo que se comio 18 tamales y expresivo como es dijo: "Si este chamaco no amanece, es que murio por sobredosis de tamales"

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