lunes, 14 de mayo de 2018

¿La carretera de Hermosillo a Cuautitlán Cajeme?




Yo imagino que, hará cosa de dos años, El Zurdo recibió una llamada telefónica.
-       Patrón, buenas tardes - respondió
-       Buenas tardes mi zurdo, ¿cómo andas?
-       Pues aquí, patrón, dándole duro a la encomienda para que yo, como delegado, dejar bien su nombre
-       De eso quería hablarte mi Zurdo, fíjate que viajé hoy a San Carlos y resulta que hay muchas desviaciones en la carretera. (Pónganle el tono que ya saben). Entonces creo, mi estimado Zurdo, que los sonorenses ya estamos en otro nivel y nos merecemos una verdadera carretera de primer mundo y, como siempre te lo he dicho, yo confió en ti.
Lo demás lo pueden imaginar. El Zurdo, hace varias llamadas, pregunta dónde es que están trabajando las constructoras en la remodelación de la carretera de Sonora y da una orden tajante: “Concéntrense en el avance de Hermosillo a San Carlos… ups, perdón, a Guaymas”
Claro, estoy imaginando lo anterior, pero pasa que de otra manera no entiendo porque, antes, los dos tramos de la carretera, Hermosillo a Guaymas y Obregón a Guaymas, iban más o menos parejos en kilómetros reconstruidos. A lo mejor y si apuesto, podría decir que el del Sur iba en ese entonces con mayor infraestructura terminada.
He viajado, las dos últimas semanas, tres veces de Ciudad Obregón a Hermosillo y de regreso. Y entonces me doy cuenta que, la de Guaymas al norte, ya casi está terminada.
Por eso cuando en la semana anterior, vino a Sonora el Secretario de Comunicaciones y Transportes a Hermosillo, Ruíz Esparza y, aseguró que, para agosto, la remodelación de la carretera quedaría terminada en su totalidad, de Estación Don a Nogales, no pude más que…. Dudarlo...
No sé quién lo engañó, pero pues en el tramo entre Guaymas y Cajeme hay tramos que están completamente abandonados desde hace meses y, es mucho más fácil que nos olvidemos tod@s del socavón de Cuernavaca, que le creamos que para esas fechas ya estará lista la carretera.
Y es que les cuento, hay tramos, antes y después de Vícam, donde del lado derecho, de Sur a Norte, la carretera, que aún está con el viejo pavimento (puesto hace decenas de años), está oxidada y estoy seguro que a la primera lluvia, los baches habrán de brotar como hongos. Y, del lado izquierdo, hay tramos que siguen sin tocarse (igual con pavimento matusaleno) y otros, los ya tocados, se quedaron en terracería y tienen meses sin meterles mano.
Pero si nos apuramos, debemos también decir que tanto el acceso Sur a Cajeme como la salida al Norte, tienen meses que apenas y avanzan.
Y si nos vamos entonces a la justicia, les comentaré que el tramo tan retrasado, Obregón a Guaymas, sí tiene, repito, sí tiene caseta de cobro por parte de CAPUFE, cosa que no ocurre en el otro tramo, de Guaymas a Hermosillo.
¿Entonces? Señor Ruíz Sacristán, nosotros, los del Sur ¿tenemos que pagar caseta y aparte esperarnos más tiempo para que concluyan esa peligrosa carretera? Es decir, ¿somos ciudadanos de segunda? O, ¿usted piensa que la carretera se construye solo de Hermosillo a Cuautitlán?


¿Cómo empiezan?
Esta semana inician las campañas locales en Sonora.
Las otras, las federales, van más o menos avanzadas, aunque, la verdad, en Sonora las que cuentan, de las que más estamos pendientes, son las que deciden la Presidencia de la República, luego la de los alcaldes y luego, todas las demás.
Todos los alcaldables de Cajeme, están prestos y dispuestos para que, el siguiente sábado, le echen toda la carne al asador.
Vi encuestas, esta semana, y aplicamos otras en la empresa donde trabajo, que, en una siguiente entrega, comentaré, no vaya a ser que algunos que se han equivocado en su estrategia, me quieran madrear de una buena vez.
Hay muchas sorpresas, aunque, si nos vamos a la actuación, no tendrían por qué sorprendernos, sino confirmar, que algo no están haciendo bien.
Pero bueno, siempre es más fácil descalificar que pensar y, al parecer, ahora, de aquí en adelante, todos seremos chairos.
Gracias




                                    


martes, 8 de mayo de 2018

Bachoco premio nacional agropecuario


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Antes de iniciar con esta historia, debo aclarar que no se debe de tomar como algo completamente cierto, porque, a pesar de intentar que los actores de la misma me la cuenten, supongo por no hacer un culto a la personalidad, me han rechazado el intento, mismo que insisto, es un ejemplo de vida que debe de ser contado, sin quitarle ni ponerle.
He escuchado muchas historias sobre la fundación de Bachoco, la empresa obregonense de pollo y huevo que es ejemplo a nivel nacional.
Ayer, la reconocieron, con el Premio Nacional Agroalimentario, de manos del presidente Peña Nieto, y donde por cierto la Gobernadora Claudia Pavlovich, fue invitada de honor.
No recuerdo en qué revista, leí que, alguien había olvidado, en la estación de ferrocarril de Cajeme, alrededor de mil gallinas y antes de que murieran, buscaron a un emprendedor, en este caso don Enrique Bours Almada, para que se las llevara a donde quisiera, pagando solamente una especie de flete. Así, las llevó a su casa y empezaron con el negocio, en la sala y en el patio.
Esa es una historia.
La otra, casualmente me la contaron el otro día, en voz de alguien muy cercano a la familia Bours Muñoz, quien me asegura que las aves fueron compradas en realidad por don Javier, pero en ese momento no se encontraba en la ciudad y por tanto le pidieron a su hermano, es decir Enrique, que las llevara a su casa.
Y sigue contando la historia.
Un año antes de eso, ¿1950?, en California, hubo algún evento climático que hizo perder el cultivo de algodón de por allá y, entonces, los pocos que sembraron la fibra blanca en el Valle del Yaqui, recogieron el dinero de la cosecha del “oro blanco”, en costales. Literal, en costales, mismos que llevaban a la

empresa automotriz Autos y Accesorios, la Ford, compraban un carro o una troca, y poniendo el costal sobre los escritorios decían; por favor cóbrense.
Así fue la bonanza y así eran las transacciones en esos tiempos.
Pero resulta como suele suceder, al año siguiente, muchos fueron los que le entraron a la siembra de algodón, pensando en que la fiesta era para siempre, y fue que inundaron el mercado y el precio, estuvo por los suelos.
Entonces, por razones obvias, nadie fue con sus costales a la Ford, porque no había tal sino muchas pérdidas y, fue que, don Enrique, entonces el gerente general de esa empresa, batallaba para pagar la nómina porque sencillamente no había ventas.
En el ínterin, me siguen contando, las gallinas crecieron en la casa de la familia Bours Muñoz, y la señora Tichy, quien se hizo cargo de ellas, puso un letrero anunciando que vendía huevo.
Ella, me dicen, era una mujer muy ahorrativa, educada por su madre, una señora que había vivido los tiempos de la revolución y entonces entendía, el valor de ahorrar para los tiempos malos.
Pues resulta que un día, don Enrique recorrió los bancos locales, buscando que alguno de los gerentes lo recibiera para otorgarle un préstamo y cubrir la nómina. Me dicen, que nadie, ninguno, siquiera lo recibió. No creo que ahora las cosas sean igual, ¿verdad? Jejeje….
Conozco a muchos Bours, hijos, nietos y hasta biznietos, de Don Alfonso Bours Monteverde y puedo decir que, generalmente, son muy responsables, y, solidarios.
El caso es que esa noche, don Enrique llegó a su casa y le contó a su esposa, abrumado porque al día siguiente no tendría como pagar la nómina de la empresa familiar y sería un gran golpe para los trabajadores.
-       ¿Cómo cuánto necesitas? – le preguntó su esposa, la Señora Tichy
-       Es bastante – respondió él – son como 4800 pesos
Entonces la señora, le dijo: “yo te los voy a prestar, pero me los pagas, Enrique”
¿De dónde había salido ese dinero? Pues, de las gallinitas olvidadas.
Entonces me cuentan, don Enrique pensó que, lejos de la compra y venta de carros, el negocio estaba, en producir comida, no nada más primariamente, en granos y frutos, sino transformarlo en un producto más elaborado y qué mejor producto que el huevo, infaltable en las mesas mexicanas.
Entonces citó a sus hermanos, Javier, Alfonso y Juan, les contó la historia y juntos, decidieron sacar las gallinas de la casa de Don Enrique, construir un casetón (La granja Tepeyac rumbo al aeropuerto) e iniciar lo que ahora es, Bachoco.
Sí, esa empresa que, fue premiada, con justa razón, precisamente ayer, por ser una compañía modelo que nació aquí, en Cajeme.
Felicidades y por favor, esto no tiene nada que ver con política ni cosas peores, sino, como ejemplo de vida.