jueves, 20 de agosto de 2009

Just do it...

Palabras Mayores

Bécker García

 

Citius, Altius, Fortius

Barón de Coubertain

 

Just do it…

El italiano Pietro Mennea fue el último gran velocista blanco que ha existido en la historia del olimpismo. Y al referirme a blanco, no lo digo sólo por el color de la piel, sino también, por su historial inmaculado.

En 1979,   en el marco de una competencia universitaria celebrada en la Ciudad de México, logró imponer un récord mundial en 200 mts planos. Su asombroso tiempo, 19.72 permaneció imbatible durante 17 años, hasta que llegó otro, Michael Jhonson, quien en 1996 dio al traste con ese gran registro por casi 3 décimas de segundo.

Como todo en la vida, la carrera de Pietro Mennea tuvo altibajos deportivos. El último de ellos, el que lo obligó al retiro, fue ser descalificado en la Olimpiada de 1984 por no dar el registro suficiente para estar en las finales.

Su cuerpo espigado, fuerte, correoso, magro, relampagueó en la pista del Estadio Olímpico, ante una tribuna desolada.

Y es que, en ese tiempo, salvo las olimpiadas, los eventos atléticos no tenían la afluencia de espectadores que por ejemplo el día de hoy, en Berlín, se contaban por decenas de miles.

En ese estadio alemán, el atleta del momento, Usaian Bolt, de Jamaica, despedazó el tiempo al cubrir los 200 metros, media pista, en 19 segundos y 19 centésimas.

Un halo. Un suspiro. 8 respiraciones. Menos de 100 zancadas.

La diferencia entre Mennea y Bolt es bastante significativa.

Mennea tenía 27 años cuando rompió el récord del mundo. Bolt tiene apenas 22.

En ese año de 1979, las drogas y los esteroides eran apenas un sueño en las retorcidas mentes de cineastas inspirados en el “Extraño Caso de Dr. Jekill y Mr. Hyde”, la famosa novela de Robert Louis Stevenson, escrita, se dice, bajo el influjo de un hongo del cuál se extrae la droga psicodélica que se puso de moda un siglo después, en los años setentas, conocida como LSD.

También entonces, aún cuando se sospechaba que no era del todo cierto, los atletas competían amateurmente, es decir, casi gratis, cuando ahora los ganadores se llevan kilogramos de oro en cada triunfo. Esto es, literalmente, kilogramos de oro.

Yo no digo que el Bolt haya utilizado o no drogas anabólicas o esteroides, solo digo que ahora es común y usual utilizarlos, con lo que se rompe el lema del olimpismo del Barón de Coubertain, del más rápido, el más alto, el más fuerte.

Ahora, desafortunadamente, en el deporte ganan los más listos.

Y es que, por aquello de los millones de dólares que giran alrededor de los atletas y sus competencias, estos son capaces de cualquier cosa con tal de alcanzar la victoria y la fortuna; no importa que para ello se tengan que meter entre las venas fármacos que acaban pronto con su vida. Total, como dice Nike, Just do it. Sólo hazlo.

Por allá, al otro lado del mundo, alejados de las cámaras y de los cronómetros atómicos, millones de niños corren detrás de una victoria; sobrevivir ese día.

¿Estaremos locos?

 

Muchas gracias

 

1 comentario:

  1. muy cierto, lo que si me llamo la atencion de Bolt es que era bastante mas alto que los otros, ...esa marca sera dificil de romper.

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