lunes, 10 de mayo de 2010

El No al Novillo es cosa de mujeres…

Palabras Mayores

Bécker García

“Para Alma, esposa, madre, amiga, faro y guía”


Martha me llamó justo a las 4.55 horas del viernes 7 de mayo.

- ¿Cómo va la marcha? – me dijo

En realidad yo no sabía quien me hablaba, porque a ella la conocí el día de la primera Marcha, la del 5 de marzo pasado, cuando me vió con la cámara en ristre, y pidió que le tomara una foto a su hija, para luego darme su correo electrónico y la orden de que se la enviara.

Pues este día, me dijo, como mujer y como madre, acostumbrada a conseguir todo por sus hijos, averiguó el número de mi celular y me llamó.

Le dije que iba llegando al lugar desde donde se concentraría la gente y que se veía muy buena asistencia.

Estoy, me dijo, en el Festejo de día de las madres que nos organizan en la secundaria de mi hija, pero en cuanto vea su bailable, los alcanzo.

Antes de colgar, me preguntó: “¿Tú crees que hicieron a esta hora el festejo este para restarles asistencia?” y agregó: “nunca nos tiran ni con agua y ahora hasta resulta que nos prometieron cena”

Mientras los festejos del día de las madres seguían en todas las escuelas de Obregón, a la marcha se unían miles de mujeres, hombres, niñas y niños.

De acuerdo a las trabas de los días anteriores, yo, debo confesarlo, como periodista, dudaba mucho en que esta fuese la mitad de exitosa que la primera.

Cuando empecé a ver el mar de personas llegando a la misma, no pude hacer otra cosa que recordar lo que un día antes me comentaba un colega. “Esta marcha, tiene su corazón en las mujeres”.

Y sí, las mujeres son el pilar que soporta el Movimiento por el Agua.

Mientras los hombres analizamos quien es quien y qué aporta y cómo para la causa, las mujeres mandan hacer camisetas (y las venden, obvio), van a las colonias, a las empresas y a las escuelas y tocan las puertas de la conciencia.

Reclutan con argumentos, sobornan a otras intercambiando recetas de cocina, hacen pasteles con (agua del Novillo, dicen), reparten volantes, recolectan dinero y, con el dulce sabor de sus postres, convencen a sus hijos y maridos de que la causa del futuro es justa.

Ella, por ejemplo, nos atenazó la garganta cuando desde su quebrada voz nos dijo, un lunes, que quiere que sus hijos vivan aquí, por decisión propia.

No entiende cómo, por quien ella votó, le ha dado la espalda a Cajeme y con su inflexible convicción le dijo de frente que no; que no hay una segunda oportunidad, mientras no defienda la de todos y todas.

Y está también su amiga, la que no deja de presionar a su familia para que se sumen de este lado, aún cuando tenga que enfrentarse a imposibles argumentos.

Otra que espera pacientemente a que se hagan los acuerdos y, como soldado (¿o soldada?) reciba instrucciones que cumple al píe de la letra, en medio de calores que le dan frío, cuando piensa que sus hijos podrían vivir en un pueblo fantasma.

Y ella que pone toda su inteligencia para aportar ideas y quiere hacer un vídeo documental. La que en su negocio se han quemado mil y un CDes y las redes Sociales son su pista de partida y aterrizaje.

Y la otra que desde Hermosillo exige en el Facebook y en twitter y en youtube y en cuanto espacio le permitan, que exista una solución integral para Hermosillo porque el acueducto no tiene pacto con los llovedores dioses.

Ahora, en el medio nacional, a ella la siguen ya luchadores sociales profesionales, ecologistas y sustentables que le echan porras y ofrecen replicaciones.

Y la que organiza, verifica, une, junta, reparte, esgrime y ofrece, en punto de todas las doce del día de todos los días, un cafecito para las ideas y las acciones.

Y también están las que prestan a hijos, hijas y maridos mientras cohesionan la casa con cuidados.

Sin ellas, sin las mujeres, el Movimiento Ciudadano por el agua sería acaso, un barco guerrero sin espíritu ni ancla, porque son ellas, las mujeres, las incansables, las solidarias, las emotivas, las luchadoras, las equitativas, las amorosas, las emprendedoras, las justas, las valientes y, sobre todo, las que rezan por que exista prudente justicia.

Mientras, la marcha llega a su destino. En el trajín olvidé atender el celular, en el que tengo 10 llamadas perdidas de Martha.

Cuando le voy a marcar, llega a mi lado; me pide otra foto para su hija y me exige, al fin mujer, la ponga al tanto.

Marta, le pregunto; ¿Se terminó el Festejo?

No, contesta y agarra aire para hablar de corridito, faltaba la cena, pero esto es más importante que cualquier barbacoa sopa fría y frijoles, ¿o no?

Y agrega, con esa candida malicia que tienen las mujeres.

Pero para eso de darle de comer a los hambrientos, las mamás nos pintamos solas, ¿No crees?

Sí, claro, también para eso. Se me olvidaba.

Feliz día de las madres.

Gracias…

Para columnas atrasadas: http://beckergarcia.blogspot.com/

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