Palabras Mayores
Bécker García
El comercial es impactante. Fuerte. Duro. Rudo y hasta un poco soez. Puede ofender la moral de quienes lo ven, o, de quienes se pueden sentir aludidos.
En la escena, los prolegómenos de un acto sexual. Una pareja entra a una habitación, de prisa, buscando hacer lo que evidentemente les urge a ambos.
El reloj despertador, con luminosa luz verde, marca la hora. 2:33.
El rostro de ella, que aparece en primer plano, acezante, recibe los besos y las caricias de su compañero.
La ropa sobra. Ella a él, y viceversa, se desnudan.
Luego aparece una especie de cortina, que puede ser la vista desde detrás de un biombo acrílico, pero que, flexible, parecería una sábana vista de abajo hacía arriba.
Después vienen las escenas más fuertes, donde ellos se entregan a la pasión.
Casi al final de los escasos cincuenta segundos que dura el comercial, podemos ver, al fin, la cara del amante hombre. El impacto es brutal: Adolfo Hitler en persona – o, mejor dicho, en recreación –.
Luego un letrero, negro con letras blancas: “El sida es una asesino de masas”.
Cambio en el mismo fondo y agrega. “Protégete”.
La campaña en contra del Sida, propuesta por la compañía alemana Das Comitee, especialista en publicidad, ha levantado más críticas que alabanzas.
Promovida por una ONG que lucha para que la gente se percate de la grave enfermedad que apareció en el mundo a principios de los años ochentas del siglo pasado, utiliza el rostro del dictador alemán, pero también el de Saddam Hussein y el de José Stalin. Los compara, dice, con exterminadores de masas.
Detrás del comercial, se escucha una voz; es la de Joseph Goebbels, el inventor de la propaganda nazi.
La misma campaña está siendo promovida en los países europeos, porque aseguran, en América aún no están preparados para comerciales tan fuertes. Lo que no me queda claro es si se refieren a las escenas o al mensaje.
Las quejas de quienes han visto el comercial, versan en que él mismo está demeritando a las personas enfermas del mal, comparándolos con asesinos de masas.
La respuesta de los publicistas y de la propia ONG, dice que al fin se le puso rostro a la terrible enfermedad que ha matado a 28 millones de personas alrededor del mundo.
Quizá, no lo puedo afirmar, estigmatiza más que prevenir, porque en realidad no habla sobre los distintos métodos de protección que existen contra el mal, incluyendo, por supuesto, la fidelidad y la abstinencia que tanto pregona la Iglesia Católica.
Lo que si me recuerda, es que el Sida, a pesar de que ahora con dinero puede dejar se ser mortal, está siendo mirado de soslayo por muchas autoridades sanitarias.
Lo ocultan, lo esconden, lo niegan.
Bastaría con darse una vueltecita por los poblados donde se aglomeran trabajadores migratorios que vienen del sur, como es el caso del poblado Miguel Alemán en Hermosillo, para percatarnos de que sigue siendo un problema grave.
Pero como todo, y es lo triste, mientras los decesos vengan de la sociedad más desprotegida, parece no importarle a nadie.
Ojala que, como sea, retomemos las medidas de prevención para bien de la sociedad.
Me parece de muy mal gusto el comercial
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