Jorge
Morales me invitó a una gira a Cananea, donde Guillermo Padrés habría de
festejar el aniversario de la Revolución Mexicana; Noviembre de 2009.
En la
avioneta, Sergio Romano me preguntó frente a Morales, qué si cuales eran mis
planes de trabajo para el futuro. El vocero de Padrés respondió por mí: “Será
el periodista más importante del Sur del Estado”.
Su
intención era un programa de radio, una página de internet y una revista
semanal. Me lo dijo después, en una escala que hicimos en Agua Prieta, y
también me pidió que le bajara dos rayas a mis críticas en la radio y en la
prensa.
El
segundo intento de “alianza”, fue en Álamos durante el Festival Ortiz Tirado.
Su petición había sido directa y clara: No mencionar para nada el tema del
trasiego del agua del Novillo a Hermosillo. Mientras cenábamos, junto a una
periodista y al lado del “ciudadano” Guillermo Noriega y luego de expresarle
mis argumentos de porqué estar en contra de ese acueducto, al final me preguntó
cínicamente: “¿Y con qué medios de
comunicación se van a oponer al acueducto, cuando los tengo a todos comiendo de
mi mano?” Mi respuesta fue: “como Obama, a través de redes sociales” y soltó la
carcajada.
Luego
pidió que me corrieran de la radio. Cuando no pudo hacerlo, consiguió que me
quitaran de Jefe de Noticias y colocaron en mi lugar a quien luego fue su
esposa.
Días
después, a través de correos, la totalidad de los medios para los cuales
escribía en el Estado, me pidieron disculpas y dejaron de publicarme.
Lo
peor llegó cuando desde la empresa de la cual era socio, me solicitaban salir
de la sociedad porque Morales lo pedía, por instrucciones, aseguró, directas de
Guillermo Padrés. Si no sales, me dijeron, nos van a clausurar la pantalla
electrónica que teníamos instalada por la calle Miguel Alemán. Firmé de buena
fe, y hasta la fecha no me han regresado mis acciones.
Pero
lo mismo le pasó a Juana María Olguín en Hermosillo, a quien corrieron de una
radio, a varios trabajadores de Radio Sonora y a muchos otros periodistas que
doblegaron a fuerza de golpes, como a Gerardo Ponce de León, el caso más claro,
a quien lo “asaltaron” sin robarle nada, y le molieron la cara a golpes de
tubo. También lo hicieron con Michele Rivera y con muchos otros periodistas que
me piden no citarlos, porque ellos no tuvieron forma de quitarse los golpes.
Cuando
Morales se enteró de como funcionaban las redes sociales, armó un ejército de
trolles para insultar a tod@s aquellos que criticaban al Gobierno de Guillermo
Padrés. Sobre todo a las mujeres, a las que les levantó falsos y trató de
denigrar sin miramientos.
Otro
ejemplo: Cuando supe que Jorge Morales había comprado casa nueva, dos carros de
lujo y vivía como pachá, pregunté a un colega si conocía la ubicación de su
nueva casa, para tomarle fotos. A los minutos, me mandó un mensaje de texto
diciendo: “Con mi familia no te metas o atente a las consecuencias”. Mi
respuesta fue sencilla: ¿Y qué chingados has hecho con la mía, obligando a que
me corran de todos mis trabajos?
Ese
fue Jorge Morales. El muchachito estudiante de la UNISON al que le decían el
rabadillas, por comprar esa barata parte del pollo que es casi puro hueso y
grasa para calmar su apetito. Ese es Moralitos, quien demostró su hambre de
poder y de dinero sin importarle pasar por encima de quien fuera. Ese es Jorge
Morales, quien repartió dinero a manos llenas a sus medios consentidos como el
periódico donde antes laboraba, con carretadas de publicaciones, algunas sin
sentido y, mientras con la mano izquierda sobaba, con la derecha aplicaba
jodazos.
Esa
fue la triste historia de un muchachito desalmado, que se perdió en las mieles
del efímero poder.
Bien, Bécker, la netas es la neta!... Abrazo!
ResponderEliminarAbrazo de vuelta...
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