miércoles, 3 de febrero de 2016

La increíble y triste historia de Jorge Morales y su desalmada actuación III


Jorge Morales me invitó a una gira a Cananea, donde Guillermo Padrés habría de festejar el aniversario de la Revolución Mexicana; Noviembre de 2009.
En la avioneta, Sergio Romano me preguntó frente a Morales, qué si cuales eran mis planes de trabajo para el futuro. El vocero de Padrés respondió por mí: “Será el periodista más importante del Sur del Estado”.
Su intención era un programa de radio, una página de internet y una revista semanal. Me lo dijo después, en una escala que hicimos en Agua Prieta, y también me pidió que le bajara dos rayas a mis críticas en la radio y en la prensa.

El segundo intento de “alianza”, fue en Álamos durante el Festival Ortiz Tirado. Su petición había sido directa y clara: No mencionar para nada el tema del trasiego del agua del Novillo a Hermosillo. Mientras cenábamos, junto a una periodista y al lado del “ciudadano” Guillermo Noriega y luego de expresarle mis argumentos de porqué estar en contra de ese acueducto, al final me preguntó cínicamente:  “¿Y con qué medios de comunicación se van a oponer al acueducto, cuando los tengo a todos comiendo de mi mano?” Mi respuesta fue: “como Obama, a través de redes sociales” y soltó la carcajada.

Luego pidió que me corrieran de la radio. Cuando no pudo hacerlo, consiguió que me quitaran de Jefe de Noticias y colocaron en mi lugar a quien luego fue su esposa.
Días después, a través de correos, la totalidad de los medios para los cuales escribía en el Estado, me pidieron disculpas y dejaron de publicarme.

Lo peor llegó cuando desde la empresa de la cual era socio, me solicitaban salir de la sociedad porque Morales lo pedía, por instrucciones, aseguró, directas de Guillermo Padrés. Si no sales, me dijeron, nos van a clausurar la pantalla electrónica que teníamos instalada por la calle Miguel Alemán. Firmé de buena fe, y hasta la fecha no me han regresado mis acciones.

Pero lo mismo le pasó a Juana María Olguín en Hermosillo, a quien corrieron de una radio, a varios trabajadores de Radio Sonora y a muchos otros periodistas que doblegaron a fuerza de golpes, como a Gerardo Ponce de León, el caso más claro, a quien lo “asaltaron” sin robarle nada, y le molieron la cara a golpes de tubo. También lo hicieron con Michele Rivera y con muchos otros periodistas que me piden no citarlos, porque ellos no tuvieron forma de quitarse los golpes.
Cuando Morales se enteró de como funcionaban las redes sociales, armó un ejército de trolles para insultar a tod@s aquellos que criticaban al Gobierno de Guillermo Padrés. Sobre todo a las mujeres, a las que les levantó falsos y trató de denigrar sin miramientos.

Otro ejemplo: Cuando supe que Jorge Morales había comprado casa nueva, dos carros de lujo y vivía como pachá, pregunté a un colega si conocía la ubicación de su nueva casa, para tomarle fotos. A los minutos, me mandó un mensaje de texto diciendo: “Con mi familia no te metas o atente a las consecuencias”. Mi respuesta fue sencilla: ¿Y qué chingados has hecho con la mía, obligando a que me corran de todos mis trabajos?

Ese fue Jorge Morales. El muchachito estudiante de la UNISON al que le decían el rabadillas, por comprar esa barata parte del pollo que es casi puro hueso y grasa para calmar su apetito. Ese es Moralitos, quien demostró su hambre de poder y de dinero sin importarle pasar por encima de quien fuera. Ese es Jorge Morales, quien repartió dinero a manos llenas a sus medios consentidos como el periódico donde antes laboraba, con carretadas de publicaciones, algunas sin sentido y, mientras con la mano izquierda sobaba, con la derecha aplicaba jodazos.
Esa fue la triste historia de un muchachito desalmado, que se perdió en las mieles del efímero poder.



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