El
Papa Francisco estará en México esta misma semana.
Su
visita, no ha dejado de provocar ciertas diferencias en varias esferas. En la
iglesia, el lugar que habita y dirige, hubo un claro enfrentamiento entre dos
mexicanos cardenalicios.
En una
esquina, el Cardenal Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, y por el otro
Norberto Rivera, de la Ciudad de México, debido a una publicación en el impreso
Desde la Fe, donde don Norberto tilda a la región michoacana como sumamente
sangrienta.
“Planes de
pacificación contrastan con el agobio de los michoacanos ante lo que parece una
sed de sangre sin medida. En lo que va de enero han ocurrido 52 homicidios
violentos, y en tres meses, 290 homicidios dolosos. Michoacán sólo vive la paz de los sepulcros”
Ante dicha
editorial, Suárez Inda calificó la misma de amarillista, y defendió a los
morelenses de quienes dijo, había mucha gente de buena fe que se preocupa por
hacer el bien.
¿Porqué
Rivera se fue a la yugular de los Michoacanos? Pues todo parece indicar que por
celos. Suárez Inda fue nombrado Cardenal por el Papa Francisco apenas en
febrero del 2015, y desde entonces, se le han otorgado misiones importantes e
interesantes en la Santa Sede, lo cual no le agrada mucho al príncipe católico
de la Ciudad de México.
Se afirma
entre los eclesiásticos, que por primera
vez en la visita de un Papa a México, al cardenal Rivera no se la ha tomado
mucho en cuenta y eso lo pone nervioso.
Es
pertinente apuntar que, mientras y desde su militancia Jesuita, el Papa
Francisco es un liberal que ha tocado temas que Rivera ni siquiera admite en
sus sueños más aireados, como el tema de los divorciados que pueden comulgar a
pesar de convivir con otra pareja, además de la tolerancia a las uniones
homosexuales, mientras que Rivera es un católico de la ala conservadora que no
puede aceptar esos tópicos modernos de tolerancia e inclusión.
Además de
eso, hubo un torpe manejo de Rivera: invitado a una comida con los enviados del
Vaticano a México y con el Nuncio, donde se discutirían los detalles del viaje,
misma que aprovechó el Cardenal para reclamarle al Presidente Peña Nieto que en
tres años no lo haya recibido y, con remate de imprudencia, le solicitó
recursos para arreglar la catedral metropolitana. Los miembros del Vaticano,
quisieron hacer un hoyo en el piso de Palacio Nacional y desaparecer de
puritita vergüenza.
Mientras a
Suárez Inda le han dado un papel preponderante en la visita papal a México, al
dirigente de la comunicad católica en la Ciudad de México lo han relegado, y
éste, en terrenal respuesta, apuesta a la desorganización en la gira.
Regresando
a lo que es del César, el recorrido de este Papa jesuita, no ha sido a modo
para el Gobierno Federal, como en su tiempo ocurrió con los otros dos Papas
anteriores, a los cuales se le sugerían visitas a regiones tranquilas y
pacíficas, y no como Bergolio, que ha elegido visitar lugares conflictivos de
México, como es el caso de Chiapas, Michoacán, Ecatepec y la misma Ciudad
Juárez. Es más, eligió la Ciudad de México, solamente por la Basílica de
Guadalupe.
Así,
mientras los cardenales están nerviosos por el resultado de la visita, los
políticos mexicanos se rascan la cabeza y le piden a su Dios (si es que
tienen), que Francisco no vaya alborotar el avispero.
El Papa es un icono de la iglesia. No estoy de acuerdo con tu afirmación de la tolerancia a los matrimonios gays. Dijo tolerancia, no aceptación
ResponderEliminarpuntos de vista anonimo
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