lunes, 14 de diciembre de 2009

Arturo Márquez, profeta en su tierra…

Palabras mayores

Bécker García

A las muchas cualidades de Arturo Márquez Navarro (Álamos 1950), se le suma una más, la de ser Sonorense.

Y no, para nada tiene que ver mi acendrado regionalismo ramplón, sino que, ser de Sonora y convertirse en uno de los mejores compositores de música culta del mundo, tiene méritos per se.

Me explico; en Sonora existe una orquesta filarmónica y cientos de bandas con músicos de medio pelo, que triunfan con sus canciones y corridos monotonales, donde, si cuentan con un cantante medio desafinado y de poca voz, que mucho mejor para ser aplaudido por sus miles de seguidores.

En Sonora la cultura no ha variado mucho en los últimos años, donde, para referente, existe un festival dedicado al Dr. Alfonso Ortiz Tirado, el cual me parece, no cambia ni un ápice en los últimos 12 años.

Sin embargo, en Enero del 2006, dentro del citado festival, la Orquesta Mexicana de las Artes estrenó, del compositor Márquez, la marcha a Sonora, llamada también Aurora del Norte, en honor a su madre, de apellido Navarro, lo cual fue un evento memorable.

Profeta en su tierra, esa misma noche Márquez era conocido y reconocido como uno de los máximos músicos actuales.

Dentro del repertorio interpretado por la Orquesta dirigida por Eduardo García Barrios, recuerdo bien que los danzones de Márquez, tan coloridamente latinoamericanos, rebotaron en las paredes del viejo palacio municipal, despertando a la totalidad de los fantasmas que suelen deambular, impávidos, entre los soportales de las casas centenarias.

Unos meses antes, alguien se comunicó conmigo para que sirviera de puente entre la gente de Arturo Márquez y el Gobierno del Estado de Sonora. La intención de los músicos era conseguir el dinero suficiente para grabar un disco que reuniera gran parte de la música del sonorense, la cual se distribuiría en todo el mundo.

Y sí, el Gobernador Bours consintió con Márquez y sus músicos y aportó el dinero necesario, no sin antes pedir, a cambio, una marcha que fuera, como la zacatecana, un símbolo de nuestra tierra y del compositor más grande que tenemos.

Cuando escuché por vez primera la marcha en cuestión, pensé que sería cuestión de tiempo para que en cada escuela y en cada rincón de Sonora, se interpretara la excelente pieza musical que compuso el Maestro Márquez.

Por alguna razón que no logro entender, de pronto la marcha pasó a quedarse en el olvido. No la he vuelto escuchar en las radios ni tampoco en los pocos eventos que me ha tocado presenciar y que son organizados por el Gobierno del Estado.

Pero siguiendo con Arturo Márquez, debo puntualizar que también es una persona muy sencilla, a pesar de todo el hechizo que rodea a un compositor que ha triunfado en cuanto escenario mundial donde se interpreta su música.

Quien lo ve, con una sonrisa como de niño pescado traviesamente in fraganti, no podría adivinar que detrás de la misma, se esconden fantasmas (quizá los carga en alguna mochila setentera, de hippie tardío, desde Álamos y por todo el mundo) a los cuales ha sabido vencer y doblegar para parir obras de arte que nos maravillan los sentidos.

Y ahora, o es decir ayer, a las condecoraciones del sonorense se le une una más: el Premio Nacional de Arte, entregado por el propio Presidente Calderón, y debido a su gran aportación a la música mexicana.

Quienes apreciamos a Arturo Márquez, quienes como paisanos queremos sentirlo nuestro y abrazamos con orgullo su música, nos gustaría que, el Gobierno actual, tan dado a borrar todo lo anterior, no se le pase que a este compositor lo olvidaron muy pronto en su tierra y que, es justo decirlo, tiene mucho más que darnos.

Por lo pronto, qué tal y se mandarán a grabar tantos discos compactos como escuelas hay en nuestro estado, con su marcha para los lunes cívicos y con sus danzones para los ratos recreacionales.

Nadie puede afirmar que no, pero tampoco lo contrario, y quizá, inspirados por este genio musical, en un futuro cambiemos los “taca tacas” actuales, por sinfonías completamente sonorenses, inspirados en Arturo Márquez Navarro, el compositor de Álamos.

Gracias…

Agradezco a todos y cada uno de quienes me llamaron, enviaron correos o mensajes, para solidarizarse con la pena que me dio la partida de mi madre, la Panchita de Huatabampo, el viernes 11 de este mes.

Casi una año después de que partió mi padre, ella corrió a alcanzarlo y, está bien, lo entiendo, sin embargo en ciertas horas, no sé qué hacer con esa sensación de vacío que me agobia desde su reciente partida y es, la cercanía de mis amigos, un bálsamo reconfortante y tranquilizador.

Para columnas anteriores favor revisar: http://beckergarcia.blogspot.com

4 comentarios:

  1. Sonria Becker! =)

    atte.
    claudia miranda

    ResponderEliminar
  2. Qué ondas Becker, soy José Carlos Esquer. En primer lugar, van mis condolencias por la pérdida de tus padres, yo perdí a ambos también y entiendo ese vacío que ahora sientes. También me reporto para informarte que este año publiqué un libro sobre Arturo Márquez, por causas raras el ISC que tan bien conoces, no lo difundió de la manera adecuada ni lo presentó oficialmente. si lo quieres te lo puedo enviar sólo dame una dirección y también te comento para agregarlo al cúmulo de los absurdos, el premio nacional de artes y ciencias que se le entregó a Márquez fua a solicitud del Gobierno del Estado de Morelos porque creo que ni Padrés ni la Poly Coronel saben de la existencia de este gran artista. saludos y espero tu respuesta.

    ResponderEliminar
  3. qué ondas José Carlos?
    Cómo estás? espero que bien... si puedes enviarme el libro a mi casa de Hermosillo, Espoli #12, Villa Toscana (Morelos final, dando vuelta en la segunda gasolinera después del López Portillo).
    O si prefieres enviarlo a Radio Larsacomunicaciones S.A. Plaza Tutuli, local E 17, Ciudad Obregón Sonora
    Por eso escribí ese artículo. Hay que promover más a Márquez y con mucho gusto podemos hacer algo juntos.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. ¿Cual es la causa de asombro? Olvidar lo bueno cada seis años es costumbre en nuestro país, especialmente si se asocia con los anteriores seis años. Marquez es sonorense, pero su música floreció fuera de Sonora. Los danzones, la marcha, hablan de ese Sonora idealizado, mágico y maravilloso. Su gusto declarado por Egberto Gismonti lo hace su par. Gismonti emigró de Brasil harto de la dictadura, Marquez emigró de Sonora empujado por la dictablanda y la falta de trabajo de sus padres... Saludos a este buen blog que acabo de descubrir... ABM-UNAM

    ResponderEliminar