Disculpen que escriba aquí algo personal, pero si no lo cuento me ahogo.
Renée, mi hija mayor, procreó a su hijo Bécker Andrés a los 19 años.
Hoy, a los 30, el pasado 21 de noviembre, se casó con su novio de la
secundaria, Dagoberto, quien también tiene 3 hijas de un matrimonio anterior.
Las relaciones modernas, de los jóvenes, admiten las recapitulaciones y se
permiten rehacer sus vidas.
El fotógrafo de la boda, Alejandro, un abogado al que la pasión por el lente
le ganó en su entusiasmo al de recorrer juzgados, es el papá de mi nieto.
Ellos tres, deciden sobre el
futuro de Bécker Andrés, con una responsabilidad y tolerancia, mucho más allá
de la que podríamos imaginar nosotros, la mayoría de los adultos, nacidos en
los cincuentas y sesentas.
Con la felicidad, ahora de los recuerdos de futuro, se me olvidaron las
carreras previas: que si la corbata; que si ya te mediste el traje; que si
estarás listo para las fotos en familia, que la lista; que si etcétera y yo,
con tantos pendientes, sentía cierto hormigueo, como cuando Renée iba a nacer y
yo, no podía hacer absolutamente nada para librar ese trance, entre compungido
por el dolor que sentía Alma mi esposa, y esperanzado porque luego de 9 meses,
al fin iba a conocer a mi hija.
En la boda, me sentí como un macho rentado; esos caballos que los
alquilaban antes en los ranchos, para hacer tal o cual faena, y luego los
regresaban a los dueños. No participe en nada de la organización, y ya en plena
boda me dijeron, siéntate aquí, párate allá, baila así y ya quita esa cara de
preocupación, me dijo mi hija, porque todo saldrá bien.
El tiempo pasa volando. No hace nada, Renée estaba en primero de
primaria en Mexicali, y sorprendía a sus maestros con su buena conducta y su
inteligencia.
Nadie lo sabía, ni yo mismo, pero detrás de esa niña pequeña y seria que
todo observaba con ojos plenos, se estaba gestando una mujer excepcional que ha
luchado con todo y contra todo, con una determinación y una voluntad a toda
prueba y, va triunfando.
Yo, que con ella siempre fui un consentidor, ahora la veo como dirige a
su hijo con una mano dura y a la vez tierna, y como trata (trata, conste), de
meter en cintura a su esposo Dago, aunque bueno, como buen ingeniero civil, éste
construye puentes de huida y se le escapa de las manos como pescado enjabonado.
La boda, a pesar de que no la organicé yo, o quizá por eso, estuvo de
peluche. Me faltaron dos o tres invitados que por circunstancias de último
momento no pudieron asistir. Pero bueno, así pasa.
Me ordenaron (literal), que entregara a la novia junto a Bécker Andrés a
la orilla de la playa, arribando en un carro todo terreno, lo cual fue un
detalle emotivo y original, arropados por un crepúsculo que ya quisiera Anthony
Casay.
Bailé con la novia la canción elegida por ella; I loved her first (yo la
amé primero), con la cual, la ternura y el amor invadieron mi cuerpo como
torrente incontenible, y recordé, en flash de veloz ferocidad, cada uno de los
momentos que vivimos en nuestras vidas, desde aquella primera vez que la vi en
su incubadora; cuando la enseñé a caminar; la primera vez que me dijo papá
(antes que a Alma, le dijera mamá, je je je); las miles de veces que durmió en
mi panza; su primer día de escuela; su fiesta primera como muchachita; su
graduación; el día que nació su hijo y cuando decidimos ser socios en lo que
ahora es su exitosa empresa, de la cual, cada vez soy más como un artículo
decorativo.
Claro, hemos tenidos sinsabores, pero, de esos no me acuerdo.
Amo a mi hija Renée (hey, hermanas de cenicienta, Renatta y Romina, a
ustedes también, ¿eh?) y me sentí el papá más feliz del mundo con su boda (y
eso que no me dieron postre) y sé, que está destinada a ser una de las esposas
más felices que han vivido en este planeta, no porque se lo merezca, que así lo
es, sino porque lo busca y porque eligió un buen compañero.
Felicidades Dago y Renée, conserven ese rostro de ventura que no les cabía
en la cara el día de su boda, por muchos, muchos años más.
Gracias
Siempre es un placer poder leerlo todo cuanto escribe a sido interesante y emotivo.
ResponderEliminarSaludos y gracias
Eliminarestoy recordando y viviendo cada momento contigo, mis ojo están mojados no lo puedo evitar ;hizo muchas cosas para su BODA y una de ellas fue reunir a seis hermanos ella siempre dijo quiero ala FAMILIA UNIDA GRACIAS MIL Renee Becker, Alma
ResponderEliminarbesos!!!!
EliminarTanto amor en cada letra! Y Coincido, reafirmo. Renee que seas feliz, porque ser feliz es una desicion, y tu lo decidiste al lado de una persona, de una familia y de un hijo maravilloso!! Enhorabuena!!
ResponderEliminarAmén...!!!
EliminarTanto amor en cada letra! Y Coincido, reafirmo. Renee que seas feliz, porque ser feliz es una desicion, y tu lo decidiste al lado de una persona, de una familia y de un hijo maravilloso!! Enhorabuena!!
ResponderEliminar