1er caso:
Hace algún
tiempo, un amigo quiso intercambiar mi motocicleta por una cuatrimoto. Vamos a
verla, me dijo, está en un taller en Benito Juárez, donde le están dando
servicio.
No me gustó.
Por cosas que
pasan, regresamos tarde del contiguo municipio y en el camino, tratamos en vano
de encontrar la trasmisión radiofónica de un juego de fútbol de la selección
mexicana.
“Lleguemos a
verlo a casa de mi mamá, aquí en la entrada de Obregón” me dijo, y, previo
pedirle permiso a la fiera que tengo en casa, acepté.
Nos instalamos
en la sala, nos dieron bebida y botana y, en una de esas, me levanté al baño y
al salir, justo puerta con puerta, había un cuartito que parecía farmacia: dos
pequeños tanques de oxígeno, cientos de cajas de medicamentos, material de
curación, equipo hospitalario menor (cómodos, patos) y más.
Regreso con mi
amigo y le pregunto:
-
Oye
zutano, ¿Quién está enfermo? Tu casa parece farmacia.
-
Ah
– me responde sin quitar la vista de la pantalla – son cosas que sobran en el
Seguro y que mi mamá se trae. Ahí trabaja, ¿No te había dicho?
2do caso:
Me cuentan que
hace unos meses, una enfermera del Seguro Social busco que, para no hacer fila,
a un pariente cercano, le hicieran una resonancia magnética a deshoras, es
decir, por la noche. Digo, privilegios sindicales, ¿qué no?
El caso es que
por la noche, el costosísimo equipo no debe de estar encendido y tampoco existe
un médico encargado de estar al pendiente de los protocolos necesarios para
operarlo.
Una doctora,
estudiante apenas (y de otra especialidad no de radiología), se prestó para el
caso. Llegó el enfermo, lo subieron a la camilla y dejaron por un lado su
pequeño tanque de oxígeno. Cuando echaron a volar el aparato, el cual funciona
a través de poderosos imanes, el recipiente metálico del oxigeno fue atraído
violentamente y se incrustó en la carcaza del artilugio de marras, causando un
boquete tal, que lo dejó inservible. ¿Cuánto cuesta? Ufff…!!
Hoy, meses
después, no lo han arreglado y al parecer tampoco lo harán, como escarmiento
para el Hospital de Especialidades del Noroeste del IMSS de parte de la
Dirección General Nacional.
Pregunto: ¿Qué
pasa si alguien necesita un diagnóstico de ese tipo? Respuesta: Solo casos
urgentes se mandan a hospitales privados. ¡Bah!
3er caso:
Si tú, lectora,
lector amigo, decides estudiar un postgrado, tienes que buscar una beca para
pagarlo o hacerlo de tú bolsa. En el caso del Seguro Social, los estudiantes de
alguna especialidad, reciben un pago. No únicamente no pagan por estudiar, sino
que además, reciben entre 10 y 15 mil pesos mensuales. Qué chulada.
Hasta aquí las
historias de terror del IMSS.
Empero, ¿quién
de nosotros no ha sufrido, o tiene algún pariente o trabajador que lo ha
padecido, que para una simple consulta con un especialista debe esperar meses
hasta que le llegue su turno? Y más: ¿Una cirugía? Pues puede pasar hasta un
año para que se la practiquen.
Ah, eso sí, que
un empresario se retrase en el pago de las costosísimas cuotas que cobra el
Seguro Social, de inmediato le caen los notificadores (que cobran una buena
lana por el trámite), las multas, recargos y a veces, hasta leoninos embargos.
Añiiiiil… Para eso sí son eficientes y expeditos.
Mientras, el
Seguro Social parece ser, el botín de los que están adentro y por tanto, luego
entonces, que la población derechohabiente se joda.
Gracias
La purititititita verdad. No hay más.
ResponderEliminarSaludos Doctor...!
Eliminar