El “líder” de los tirabichis, Juan Cota,
es un Rockstar, o cuando menos, él se jura.
Hoy, a cualquiera de nosotros nos basta tener
un teléfono más o menos inteligente (a veces lo es más que los propios dueños),
un acceso a internet con una de sus muchas opciones de proyección (youtube,
facelive, periscope), para contar su verdad y lanzarla a través de las redes y
para todo el mundo. Pero a Juanito, eso le sobra y más. Se cree, un iluminado
Peje tropicalizado.
Hay videos, donde el reportero de casa,
Martín Mendoza, alcanzan varios cientos
de miles de vistas, lo cual, para ser un medio de un municipio como el de
Cajeme, con menos de 500 mil habitantes, la verdad es que es un récord. Y es
que, así es la moda; para que esperarme a verlo en un noticiario, si puedo ver
al “Sammy” en vivo desde el lugar de los hechos y con suerte, tal vez, hasta me
entere de los detalles del delito.
Pero también existen casos patéticos
donde grupos han tratado de distorsionar la verdad mediante sus vídeos.
Pongo como ejemplo el caso que ocurrió
del 23 y hasta el 24 de febrero. Un grupo de funcionarios, entre los que se
encontraba protección civil municipal y de la Secretaría de Seguridad Pública,
acudieron a la plaza Álvaro Obregón a tratar de que los famosos tirabichis y
anexos (CNTE, SUITSON, MORENA y protestadores profesionales que ahora son de
izquierda como Germán Nafarrate, porque los de la basura la verdad son ya muy
pocos) retiraran su campamento para que el evento de izamiento de la bandera y
el propio desfile fuesen mucho más seguros (tenían hornillas de gas) y
lucidores y, sin embargo, luego de mucho platicar, donde se escucharon
argumentos risibles, decidieron ellos que no se retirarían, obligando a la
autoridad a desalojarlos en la madrugada.
El líder del movimiento, como la
Chimoltrufia, quien como dice una cosa dice la otra y, de inicio se mostró
cooperativo pero, en cuanto llegó una persona no identificada, le hizo
preguntas “al aire” y lo que se había ganado, y aseguró que la protesta era
completamente legal (pero incómoda para un evento cívico al que esperan miles
de cajemenses) obviamente se fue a la trastada.
Y las redes sociales, con las
trasmisiones en vivo de esos actos (como si fueran rock star, desde varios ángulos
y varias cámaras) hicieron su chamba: al rato, ya estaban ahí los aludidos
líneas arriba que nada tienen que ver con la basura y sus protestas.
En el vídeo, uno de los verdaderos
tirabichis suplica que le devuelvan su quincena, porque dice que no les llegó
la pasada, luego de 8 meses en los que se niegan a trabajar. En la vida real,
luego de cuatro días de no chambear, de cualquier parte te corren. ¿Cierto?
Pero el “líder” Juan, pide negociar a
“solas con él”, declara ser un buen hombre al que no le gustan las injusticias,
pontifica y se sube al púlpito para condenar y perdonar a quien él así lo
dispone. Aunque suene falso, le basta estar detrás de la cámara del celular de
sus seguidores y saber que en las redes, él es el que manda y no necesitan a los
medios, aunque ahora los acusen de no hacerles el caso necesario que una
treintena de protestadores amerita, como si ellos, fueran el centro de la
noticia, como lo suelen ser en redes.
El caso es que al día siguiente, en otros
vídeos, se muestra el “regreso triunfal de los tirabichis y anexos” y, sin el
menor respeto, instalan una manta de protesta frente a los cientos de
cajemenses que disfrutaban el desfile y les impiden ver.
Un policía, malamente, arrebata la manta
en cuestión y empieza el zafarrancho.
Claro, los tirabichis y anexos
consiguieron lo que querían, salir en su vídeito y hacerse un poco famosos.
El problema es que, la gran mayoría
callada no sube un vídeo reclamando que, ya basta, son muchos meses de tener un
movimiento secuestrado con aras, evidentes de convertirlo en electorero. Y es
más, ya hasta hay precandidatos que le apuestan a ese movimiento, cuando la
ciudadanía pasiva nada más quiere, que le recojan la basura en tiempo y forma.
¿Qué no?
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