“Sonora
está de moda”, me dice un taquero con el cual suelo platicar muy seguido, dado
mi asiduidad a entrarle a ese manjar tan mexicano, sobre todo los fines de
semana.
Le
pregunto porqué, y me responde: “dos veces en la semana vinieron funcionarios
“calotes” a entregar mucha lana; primero el Secretario del Agua y luego el
Secretario de Agricultura”.
Le
digo que en realidad Roberto Ramírez no es Secretario, sino director de CONAGUA
y entonces, detiene en el aire el cuchillo con el que pica finamente cebolla y
me responde: “Es igual, vino y trajo un desaladora para Guaymas, Empalme y
Hermosillo, con lo cual, ya lo verás, para el año entrante nos dejaran de robar
el agua del Novillo”
Trato
de explicarle que la cosa no es tan sencilla y que en el 2016, o en 2017,
apenas podrán tener agua en la región de Guaymas, pero con la implementación de
los otros tres puntos; reordenamiento de la cuenca del Río Sonora; arreglar las
fugas en Hermosillo donde se desperdicia casi el 50% del agua y con el
intercambio de aguas grises por agua agrícola de la costa, seguramente se acabarán
los problemas, pero no se deja ganar ninguna, e insiste: “dentro de poco habrá
agua desalada en Hermosillo, ¿Te apuesto?”.
Es
domingo por la mañana, su taquería está repleta y entre una labor y otra, se da
tiempo para echar la grilladita con alguien que, dice él, le entiende algo a
esto, y se jacta, “no tanto como yo, pero le entiendes” y me guiña un ojo en
gesto cómplice.
Termina
de picar la cebolla, sirve dos órdenes y le pasa la cuchara a su ayudante,
mientras camina hacía la barra donde estoy sentado lidiando con mis dos tacos y
peleando con unos chiltepines verdes que saben a puritita sierra. Se sienta en
un banco junto a mí, y mientras seca sus manos en el delantal que alguna vez
fue blanco y ahora parece un lienzo de Pollock, continua con lógica:
“Y
luego vino el Secretario de Agricultura (José Calzada Rovirosa), a entregar un
guato de lana a los agricultores de aquí del Valle”, dice, refiriéndose a un
evento presentado en el Distrito de Riego local, a donde llegó acompañado “por
la Claudia”, como le dice él coloquialmente a la Gobernadora Pavlovich y
remata: “te digo, Sonora está de Moda”.
No se
lo comento, para evitar escucharme como más enterado que él de la política e
iniciar otra polémica, pero, como me lo comentó un funcionario federal en esta
misma semana: ¿Antes, para qué diablos (en realidad estoy utilizando un
eufemismo) iban a venir los funcionarios federales con Guillermo Padrés que a
todo decía que sí y no hacía nada?
Para
cambiar de tema le pregunto por sus tres hijos: “La niña, que ya es abogada,
ahí anda batallando y lleva uno o dos “casitos” para sacar para sus chicles; el
niño recién terminó en Mayo y anda buscando chamba”, y puntualiza que, a la más
chica le dice, que ahora que termine la prepa, mejor se venga a ayudarle a la
taquería, que es de donde salió el dinero para la escuela de sus hermanos.
Y
tiene razón. En la presente semana, se publicó que los profesionistas
desempleados en Sonora, pasaron del 10% al 22% entre el 2000 y el 2015, y eso es más
del doble en apenas 15 años. Insisto, estamos pariendo profesionistas directos
al desempleo.
Termino
de comer, le pago a su esposa mi consumo, regresa a su trabajo, pero antes de
retirarme me lanza dos preguntas: “Así como le trajeron lana a los
agricultores, ¿no habrá un programa para abrir tres taquerías más, una para
cada uno de mis hijos y se dejen de batallar?”, por respuesta, yo encojo los
hombros.
Y la
otra pregunta, aún más difícil en su respuesta: “¿Le irán hacer algo al Padrés?
Me
subo al carro para regresar a mi casa y durante el resto del día la pregunta me
sigue rondando en la cabeza: ¿Le harán algo a Padrés?
Gracias