Los Padres de Paulette son inocentes...

Palabras Mayores

Bécker García

Durante las últimas semanas, después del puente del 21 de marzo y hasta la fecha, las noticias nacionales nos dieron cuenta de cómo una niña de escasos 4 años había desaparecido, para luego encontrarla en su propia cama, lamentablemente muerta.

Desde entonces, no había resumen informativo ni noticiario que no hablara del tema de Paulette. Que la mamá era la sospechosa, que ahora el papá, que un amante, que el Procurador del Estado de México era un incapaz y un sin fin de hipótesis dignas de un cuento de Edgar Allan Poe.

Mientras, en el país, los narcos y los policías, en su lucha, se mataban y se llevaban entre las balas a muchos inocentes.

Pero nadie hacía caso. Todo, giraba en torno a la pobre Paulette, y a la culpabilidad de sus padres o de su inocencia.

Bueno, pues desde el sábado anterior, los Padres de Paulette; son inocentes.

Y no digo inocentes en el sentido de justicia que implica en que ellos no hayan tenido o no la culpa de lo que sucedió con su pequeña hija, sino, comparados con el atrevimiento que hizo la Gobernadora de Arizona, Jan Brewer, de dictar una ley que criminaliza a los indocumentados por el simple hecho de parecerlo. El que sea morenito y no hable inglés arizonense, pues ya se amoló. La policía tiene derecho a detenerlo y exigir su carácter migratorio.

Desde ese momento, una y otra y otra vez, los medios de comunicación nacionales buscan las reacciones de los políticos mexicanos para que les den su punto de vista ante tan grave atentado a la humanidad.

No digo, conste, que la ley no sea prejuiciosa y segregacionista. Lo que digo, afirmo, que ha sido una excelente oportunidad para sacar de la discusión nacional los temas que verdaderamente nos importan a lo mexicanos.

Así, nos olvidamos que los connacionales que viven y trabajan en el Estado de Arizona, lo hacen porque los políticos de nuestro país no han sido capaces de generar riqueza y oportunidades para que ellos estén aquí, junto a su familia, cerca de sus creencias y su lenguaje.

Se nos olvida que por mas denigrante que sea esa ley, es producto de las supuestas necesidades de un Estado que cree que con eso protegerá a sus habitantes de una mal enfocada amenaza.

Si la ley fue votada a favor, es porque quienes viven en derecho allá, así lo aprecian y consideran necesario.

A final de cuentas, nosotros somos los culpables de expulsar a nuestros compatriotas a un lugar que es inhóspito per se.

Por eso ahora vemos a todos y cada uno de los políticos hablando de este tema, criticando, señalando y con las vestiduras rasgadas, sin preocuparnos de lo que realmente ocurre en México, al cual le hacen falta avances a empujones.

Con todo respeto para nuestros pobres paisanos allende la frontera gringa, esa ley es una consecuencia lógica de lo que no se hace acá.

Ahora bien. Si los políticos que se quieren comer en pedazos a la Gobernador Brewer quieren hacer algo en contra de la discriminación, quizá deberían de empezar por revisar el trato que le damos en la frontera sur a los habitantes de Centroamérica que buscan ir a Estados Unidos. Las autoridades mexicanas migratorias los tratan peor que a animales.

¿Quieren hacer más? Entonces que quiten de los aeropuertos a esos policías mal encachados que detienen a todo aquel que es más morenito que nosotros con el pretexto de revisarle sus papeles.

¿Quieren desquitarse de Estados Unidos? Entonces quiten los retenes de las carreteras para vigilar que los estupefacientes no lleguen a ese país. Que sean los propios gringos quienes los instalen de aquel lado, y no gastemos tanto dinero para cuidarles su patio.

Quizá entonces, con todo ese inmenso gasto ahorrado, podamos ofrecerles oportunidades a nuestros paisanos para que no sufran discriminación que tanto les molesta ahora a nuestros flamantes politiquillos.

Gracias…

Para columnas atrasadas: http://beckergarcia.blogspot.com/