Rafael - que así se llama ahora en la memoria mi amigo - me dijo que se le hizo fácil tirar los canes a la niña, total, se dijo, es tan tonta que con cualquier verso la convenzo.
Entonces se le acercó y su reacción inmediata posterior fue echarse para atrás.
- Huele a rayos - me dijo - y agregó; con ese olor, ni con Viagra, y soltó la carcajada, mientras sus ojitos se hacían más chiquitos que una pingüica.
El presidente Obama, al acercarse a Thalia, parece confirmar lo dicho por mi querido Rayo Mc Coy.
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