“La adulación, bajeza del que adula;
engaño del adulado y aún bajeza de los dos”
Francisco de Quevedo
Es increíble la historia del ahora detenido en Guatemala,
Javier Duarte de Ochoa, ex gobernador de Veracruz. En unos cuantos años, el
joven pasó de ser un achichincle de cuarta, a gobernar uno de los estados más
poblados de México, y por lo mismo, manejar amplios recursos económicos de los
cuales robó muchos millones de pesos.
La triste historia de este huérfano de padre, es
aleccionadora. El papá, falleció cuando él era aún muy joven. Entonces su madre
y él mismo, hubieron de sacar adelante a la familia y para ello abrieron una
panadería.
Los Duarte, para impulsar el negocio, solicitaron y
recibieron un préstamo del gobierno federal, y es entonces cuando Javier, se
lanza a la ciudad de México a darle las gracias al funcionario que hizo esto
posible, Fidel Herrera, su paisano, y
pues ya estando ahí, y luego de entregarle una canasta de pan y una pierna de
jamón de borrego, le pidió chamba. Herrera, que entre sus negras intenciones tenía ya puesta
entre ceja y ceja ser gobernador de Veracruz, le dio trabajo, monitoreando las
notas de su estado.
Para quien no sepa de que se trata el monitoreo, se lo
explico; temprano por la mañana, llegan a tu lugar de trabajo (casa u oficina)
varios periódicos y entonces, debes buscar las notas que interesan a tu
cliente, las recortas, las pegas en hojas blancas y mandas el resumen a donde
se encuentra el “señor”, para que éste no pierda tiempo en leer las notas que
no le interesan.
Un grado superior a este, es cuando de cosecha propia,
incluyes comentarios sobre las mismas notas, pintando escenarios posibles o
incluso sugiriendo respuestas a tal o cual tema.
Así fue como el muchachito pobre, se convirtió en el brazo
derecho de Fidel Herrera.
Ya casados, hábilmente Karimé de Duarte se volvió la sombra
de la primera dama de Veracruz, la esposa de Fidel Herrera, a la cual le
compraba desde las tortillas para la comida, hasta maquillarla para los eventos
importantes. Una vez cerrada la macuerna, y con su esposo también como sombra
del gobernador, pues la candidatura solamente fue un mero trámite. Es decir, a
base de “barbear”, de auto denigrarse y olvidar la dignidad, fueron accediendo
a los favores del Gobernador hasta heredarles el poder.
Y créanme, así pasa muchas veces. Durante muchos años, he
observado como es que algunos políticos jóvenes, hacen cualquier cosa con tal
de quedar bien con sus padrinos. Entienden y creen, que cualquier abyección se
justifica con tal de llegar al poder.
Así, he visto jóvenes abstemios que se vuelven compañeros
de borracheras de sus jefes, otros que les consiguen cualquier capricho (eso sí
con mucha discreción) y algunas vez vi como uno de ellos, se agachó para
limpiar los zapatos de polvo de su protector luego de una gira por el campo.
- ¿qué horas traes? Pregunta el jefe y ellos responden; “en
mi relojito Rolex traigo las que usted quiera mi jefe, ¿cuál le doy?...
He visto como de inicio, las acciones no le caen bien al
aludido, sin embargo, poco a poco van sucumbiendo a este mar de adulaciones, de
acciones que los salvan, los protegen, los hacen sentir importantes y entonces,
el uno y el otro caen en un juego de sujeción, hasta que cada quien consigue lo
buscado.
Conocí a un grupo de jóvenes, que para agradar a su
padrino, desconocieron a uno de los líderes más prominentes de su partido,
porque estaba pelado con su jefe en turno. Yo les recordaba haberse fotografiado
en un evento con quien ahora negaban y ellos, juraban que tal foto no existía.
No sé aún como lo hicieron, pero, desaparecieron todos los ejemplares de ese
tiempo, para no hacer enojar al virrey en turno.
Cuando las cosas tomaron sus niveles, estos volvieron al
grupo del antes negado, con la misma técnica servil y de adulación, tal vez
pidieron perdón y ahora, son soldaditos obedientes esperando el momento de dar
el zarpazo.
Pero pareciera que todos estos abyectos actos cometidos
sobre todo por los jóvenes en nombre del poder y de conquistarlo, van siendo
guardados en una cajita como de ahorro, y, cuando conquistan lo deseado, cobran
a los otros (y a veces a su mismo protector) todas y cada una de sus arrastradas
y, si es en metálico mucho mejor, porque sienten entonces, están seguros, que
valió la pena el sacrificio y que todas las oportunidades para hacerse de
bienes públicos, bien valen la pena porque ya pagaron el precio.
Ojo; ahorita hay muchos en nuestro entorno, en todititos
los partidos y que pronto, sacaran las uñas, harán pactos y al llegar, serán
los peores de lo peor. ¿Nombres? Dejen rascarle un poco y luego les cuento.
Ahora que, pensándolo bien, por algo la ciudadanía está
harta de los políticos.
Gracias
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