Se que corro peligro de linchamiento
público si toco el tema, pero bueno, así es este gustito por andar metiendo la
cuchara de opinión, cuando nadie nos la pide. Y más bailaré en la cuerda floja,
tocando un tema feminista, que me parece digno de ponerse en la mesa.
Viajé a la Ciudad de Hermosillo el
lunes anterior, muy temprano. La verdad es que la carretera está difícil, llena
de desviaciones, baches, tráfico lento y luego, la salida del sol como que aletarga
y da un poco de sueño. Entonces, amodorrado, conecté mi teléfono a una
aplicación de radio y escuché un programa
noticioso de Hermosillo.
Me interesó mucho lo que desde el
inicio anunciaron: estaría en cabina, la Teacher Clarissa, la maestra del Instituto
Cumbre que fue despedida por bailar “perreando” en Los Cabos y, fue subida a
las redes sociales, con lo cual se hizo famosa, peeero, se quedó sin chamba.
La escuché con atención, sobre todo
porque fui uno de quienes de inicio, se indignó con su despido, pero pronto,
descubrí los intentos del entrevistador por convertir la entrevista en un martirologio
particular. Respiré profundo y llegué a la conclusión de que, la Teacher está
siendo usada por “alguien o algunos”, que quieren sacar provecho a la situación.
Luego salió a flote: “agradezco al
señor Rosendo Arrayales por su apoyo incondicional”. Lo debí suponer. El
“luchador social” Arrayales, es un tipo que recorre los pasillos del
Ayuntamiento de Cajeme buscando causas para “defender”.
El caso es que la Teacher Clarissa,
declaró que lo que más le dolía es el hecho de que la hayan alejado de “sus
niños” y que, por lo mismo necesitaba ayuda psicológica y se la había pedido a
la Comisión de Derechos humanos, quienes se la ofrecieron pero, para recibirla
en Hermosillo, no en Ciudad Obregón que es donde vive.
Puntualizó además, que, al inicio del
problema, le habían ofrecido un “retiro temporal” (no existe ese caso en la
ley), mientras se calmaban las aguas y que luego volvería a sus clases y
aceptó, pero que, después, le ofrecieron indemnización para terminar con el
contrato de trabajo y, accedió, recibió su dinero, pero ahora cree que su
despido fue injusto.
Más tarde, en el mismo programa,
entrevistaron a un abogado quien dijo, a pesar de que el entrevistador buscaba
que fuera en contrario, que era muy complicado llegar a un arreglo porque ella
ya había aceptado su liquidación.
Curioso que soy, investigué la
contraparte (porque siempre hay una contraparte silenciosa), es decir; la
versión de la escuela.
Resulta que, luego del baile, el
Instituto Cumbre ha estado bajo dos fuegos: Uno, el del linchamiento social
provocado por haber corrido a la Teacher Clarisa. Y resulta que, a donde vayan
alguna maestra, maestro o empleado del Instituto, identificados por el
uniforme, son estigmatizados.
Pero, hay algo más preocupante, según
me lo platica un padre de familia: A los niños, estudiantes, los asedian y les
hacen bullyng pidiéndoles que “perreen” para ellos, sobre todo, a algunas
niñas. Con esa crueldad propia de la inocencia, a los alumnos los traen de
bajada por la causa que muchos consideramos, de entrada, injusta.
Me dicen también que existe el caso de
maestras, a las que de “lo peor” no las bajan. Y, los derechos humanos de
alumn@s, personal docente y administrativo, ¿Dónde están?
Un padre de familia me dice: Existe un
reglamento y ética de conducta, firmado por la Teacher, donde dice que debe de
“comportarse de manera ejemplar, poniendo siempre a las personas como centro de
nuestra conducta dentro y fuera de la institución”
¿Actúo la Teacher Clarissa de acuerdo a lo que firmó?
Yo creo que no y, a pesar de que la
traen con gorra y lentes oscuros, la están exhibiendo en un acto morboso con
dos vías, donde nadie gana. Existen páginas donde la denigran por su baile, de manera insultante.
Pero bueno, eso a Rosendo Arrayales no
le importa y está tratando de llevar a la Teacher Clarissa de nuevo al baile.
¿Con qué fin? Saaaabeeeee, pero lo imagino.
Gracias
no tengo modo de refutar nada
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