Casi
siempre me pasa igual con mi mujer, Alma Angélica López. Iniciamos una película
y a la mitad, ella está profundamente dormida. Nada se lo impide; ni la luz, ni
el volumen, ni tampoco que esté interesante o no el tema.
El
jueves pasado me tocó a mi quedarme dormido, mientras que ella miraba con
atención una película difícil por su contexto histórico, me refiero a Lincoln,
con Daniel Day Lewis.
El
caso es que, quedarme dormido en medio del ruido y la luz, me es difícil, pero
quizá por haber tenido un día pesado, caí en la inconsciencia. Pero pronto,
escuché disparos, casi tan cerca, que pensé podrían haber sido afuera de mi
casa. Luego, el ulular de las patrullas (nunca he entendido para que acuden en
manada cuando es un hecho consumado) ahí muy cerca. Ya no pude dormir.
Al
día siguiente supe que sí, que los disparos habían sido a menos de 500 metros
de mi casa y que habían ejecutado a dos personas. Un día antes, habían
asesinado a una señora a menos de un kilometro de mi casa y, el viernes, hubo
también una balacera por fuera de la plaza Tutuli.
Luego
de leer las notas policiacas del caso, llegué a la conclusión que los hechos
delictivos de alto impacto (balaceras, pues), ya están por todas partes del
municipio y, cualquier día, una error, una confusión o estar en el lugar
equivocado en el momento equivocado, nos puede costar caro.
A
querer y no, este tipo de acciones provocan psicosis en la ciudad y yo, tan
psicótico, pues soy de los primeros apuntados en la lista y por lo mismo, todo
el viernes anduve con el Jesús en la boca.
Salí
de la oficina a las 13:30 horas y enfilé por la calle Tetabiate. Había pedido
de comer, tacos de hígado y me dije: seguro Almita Mijita va a llegar con
tortillas del Oxxo o dirá, si aquí tenemos de las de antier. Los tacos de
hígado se acompañan con tortillas nuevecitas. Entonces y como ya iba en camino,
pensé en llegar a la tortillería donde hace esquina Tetabiate con Tabasco.
Justo
al pasar por la iglesia de Fátima, vi que detrás de mí una Suburban traía las
luces encendidas, vidrios polarizados y, aunque no se veía bien, dos cabezas se
silueteaban dentro. Foco rojo.
Giré
hacía la izquierda por la calle Tabasco y me di cuenta de que, la tortillería
estaba cerrada. Opción B. Durango e Hidalgo. La Suburban, seguía detrás de mí.
Aceleré
y para mi mala suerte, en el semáforo de la calle Yaqui, me tocó en rojo. Dos
carros más atrás, la suburban y sus faros encendidos.
En
la calle Nainari giré hacía la izquierda e igual lo hizo la Suburban
sospechosa. Calma Bécker Alberto (así me digo a mi mismo cuando tengo miedo),
solamente es coincidencia, verás que al dar vuelta por la Durango, la Suburban
sigue de largo. Pues no. También dio vuelta en la Durango y las manos ahora sí
me empezaron a sudar.
Crucé
la calle Allende, giré a la derecha en la calle Hidalgo y me estacioné, en el
único espacio posible. No me lo van a creer, pero la Suburban se estacionó
sesgada, en el semicírculo que hace la banqueta en la confluencia de las dos calles.
Madres,
¿Y ahora?
Pistola
no uso como para defenderme. Entonces se me ocurrió una tontería. Puse mi
teléfono en modo de video, y me bajé a afrontar las consecuencias; si me hacen
algo, cuando menos que en la posteridad vean a mis agresores y los suban a
youtube.
De
la Suburban en cuestión, desciende una señora joven y al fin pude ver que la
segunda cabeza era la de un adolescente.
Rápido
hice flashback del recorrido y llegué a la brillante conclusión de que, la
señora también pensó en esa tortillería como su segunda opción.
Pedí
un kilo de tortillas y ella también. Ya estando ahí, requesón y ella también
pidió.
Me
está copiando todo, me dije. Pero no, yo pedí un litro de refresco Light, ella,
de regurlar.
Uf,
menos mal me dije.
Subí
a mi carro y me reí como loco por mi psicosis. Aunque, viéndolo bien, los
cajemenses no nos merecemos esto, ¿verdad?
Como si fuera tweet
Quienes
conocemos a Ricardo Bours, sabemos de sus intenciones y sus alcances. ¿La
Gubernatura en el 2021? Por supuesto que puede, si quiere.
Gracias
hay sude contigo este afán de vivir lo leído
ResponderEliminarhaha, menos mal terminó en algo chusco
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