Claudia Pavlovich, la primer gobernadora de Sonora, realizó su primer gira de trabajo por Cajeme. En el mundo de la política, cargada de símbolos, el hecho representó una deferencia para este municipio tan olvidado en los seis años del Memo el malhechor.
Vino, CPA, e inauguró un rastro TIF, mismo que desde los tiempos de Manolo Barro (2009-2012) no se pudo inaugurar, a pesar de tener recursos federales etiquetados.
Luego, me cuentan, tuvo una comida de acercamiento con empresarios, funcionarios municipales salientes (los del Roger, pues) y con funcionarios municipales entrantes (los del Tino).
Por la noche, estuvo en el tercer y último informe de Rogelio Díaz Brown y tuvo su mayor hit.
No solamente habló en su discurso discurso, que fue contundente de lo que queríamos escuchar la mayoría de los cajemenses: Cajeme fue olvidado, agredido, agraviado y ofendido por el Gobierno de Guillermo Padrés. Ajúa.
Luego, rescató al evento o, por decirlo de manera contundente: Pidió que subiera Adrián Manjarrez hijo, para realizar un acto de justicia.
Casi nadie se dio cuenta, pero, cuando se pidió permiso para que subiera Manjarrez, los entonces regidores de oposición, panistas, iniciaron una protesta soterrada. ¿Para qué va a subir a un evento que es un acto protocolario de cabildo? decían.
Pero Claudia, que sabe para que sirve eso del poder, volteó su mirada y les dijo: "Con su permiso señores regidores" y entonces.... las protestas callaron.
Subió Adrián Manjarrez hijo y Claudia inició un discurso alterno. Dijo que, en un acto de injusticia, a Adrián Manjarrez padre le habían quitado la notaría 52, por llevar a cabo un acto de elemental legalidad. Y es que, recordemos, Adrián, protocolizó un acta donde, para efectos de invalidar que entre dos o tres miembros de una Unidad de riego, pudieran ceder los derechos del agua del Yaqui para Hermosillo, el acta protocolizada decía, que deberían de estar de acuerdo el 75% de las partes de la Asamblea. Es decir, el Nuevo Sonora no podría comprar al Presidente, Tesorero y Secretario de un módulo, sino al 75% de los integrantes con lo cual, desbarataron el cohecho. Le partieron el alma a la intención de los padrecistas de comprar a unos cuantos.
Adrián Junior estaba arriba del escenario del Teatro del ITSON. Él. me consta, ama a su papá; lo admira, lo idolatra y entiende que es, el pilar central de su familia. El acto donde él, el Junior, estaba siendo protagonista, no tenía sentido sino estaba su papá junto a él. Entonces, buscándolo con la mirada, en repetidas ocasiones, logró que lo hicieran lo subir al escenario y nadie, se opuso.
Y pum. Claudia le toma la protesta al Junior (con su papá al lado), como nuevo Notario 52 en el Distrito de Cajeme.
Nudo en la garganta: llanto que casi nos aflora, gritos de sí se pudo y en el recuerdo, un chinga a tu madre Guillermo Padrés, donde quiera que te encuentres.
Lo que le hizo falta al Memoneitor le sobra a Claudia el carácter y voluntad de hacer valer los derechos jurídicos individuales sin protagonizar al impartir la justicia imparcialmente ...
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