Mi nieto, Bécker Andrés, llevó su perro al rancho de su
papá, allá en Hermosillo, y este se fue detrás de una perrita coqueta que por
ahí andaba y, de verdad, se volvió parte de una manada de perros que vivían en
el monte.
Yo no quiero hacer comparaciones, menos de perros, pero
resulta que cuando hicimos la defensa del agua del Novillo, algunos, muchos,
luchamos como canes defendiendo las oportunidades que, con el agua, le
corresponden al Yaqui antes que a Hermosillo. Muchos, la mayoría, lo hicimos
convencidos de lo injusto de concentrar en una sola área estatal el desarrollo
y dimos una lucha digna.
Bécker Andrés se quedó sin su perro ahora semi salvaje.
Tenía entre 3 y 4 años de edad, y la verdad es que él, tiene sangre de chucho
(y de gato, y de tortuga y de pájaro y de cualquier mascota), y entonces, mi
hija, acudió a una veterinaria a comprarle un perrito que sustituyera al “ido”.
En la veterinarias, en una jaula, la de más debajo de todas,
había un letrero que decía, Pastor Australiano, macho, y luego un letrero
tachado con el precio inicial, $3,500 pesos, luego otro con $2,800, también
tachado y para no seguirle más, al por último decía, precio final, $800 pesos.
Los perros se mueven la cola y aquí fue el caso. Mi perro
hediondo (así le digo desde bebé a Bécker Andrés porque olía siempre a sol), se
tiró en el piso, metió la mano en la jaula, el perro lo lamió todo y, neta, él
niño le dio de besos.
Cuando llegaron a la casa, yo pensé que había adoptado un
perro callejero por su aspecto: tenía el cuerpo alargado como entre salchicha y
pastor Alemán enano, y las orejas, de verdad, eran del mismo tamaño que las
tuvo desde pequeño hasta adulto, por lo cual los vecinos bullynescos, lo
bautizaron como el perro liebre.
Acaba de pasar la Asamblea del Distrito de Riego, a donde se
dice, acudieron exclusivamente candidatos de un partido, el PRI, y esto dio píe
para que personas de ahí mismo, socios también del Distrito, y que militan o
simpatizan con otros partidos, se molestaran y por tanto, en redes sociales, en
las tertulias de café y así, despotricaran contra los organizadores.
Entiendo que Antonio Fornés, presidente de la Unión de
Usuarios, será candidato a Regidor por ese partido, y aun cuando me parece que
podría haber sido un poco más, quizá candidato a Diputado, creo que tiene todo
el derecho del mundo de votar y ser votado y, no le impide nada una cosa con la
otra, sino al contrario. Hasta todo bien.
Buzz Lightyear, que así se llamaba nuestro perro, se
convirtió en un tragón empedernido. Devoraba, todo lo que se encontraba a su
paso, fuese papel, plástico o cualquier otra envoltura que hubiese resguardado
alimentos.
Supongo que alguno de los señores que estaban trabajando en
casa, la semana pasada, dejó por ahí su bolsa de lonche y este gordito le entró
con todo y todo.
El martes vimos que todo lo que comía lo devolvía. Lo llevamos
al veterinario, le dieron un gel milagroso que para el miércoles en la tarde le
había hecho lo que el viento a Juárez, no mejoraba.
Los remedios caseros, son infalibles, nos dijeron: aceite de
oliva, vinagre, añil y hasta supositorios de bebé. Nada, nunca mejoró
Cambiamos de veterinario, y lo llevábamos, el sábado, por la
Calle California, donde dicen un doctor Polo es maravilloso. Le hicieron un
ultrasonido y le encontraron la obstrucción estomacal. Intentaremos, nos
dijeron, con este medicamente más fuerte, hoy y mañana domingo, y si no, el
lunes lo operamos.
El lunes, Buzz estaba en un solo dolor. Lo llevábamos
tempranito para que lo operaran de urgencia. A la una y media de la tarde mi
esposa, Almita Mijita, llamó para saber cómo había salido de la operación y, le
dijeron que aún no le hacían nada.
Cuando salí de mi programa de radio, a las dos de la tarde, una
llamada en un solo llanto. Buzz, había muerto.
¡Veterinario de mierda que no le hizo nada!
Decirle a Bécker Andrés, que en esos días andaba de
vacaciones, fue una odisea y cuando al fin se lo contaron, lloró durante horas,
encerrado en su recámara.
El Distrito de Riego fue, sin duda, bastión para que muchos
cajemenses, miles, defendiéramos el agua así, como perros.
Pero resulta que ahora, gente como el Kily Cruz, peleoneros
de dientes pa fuera que es, el verdadero poder en el DDRY, supongo, dejaron
morir a los perros y hoy, pues como que nadie dice nada, y, ahora que no ha
llovido y que las presas están peligrosamente casi vacías, el agua sigue
fluyendo por el Acueducto Independencia, para alimentar cientos de
fraccionamientos nuevos en la capital.
Si el DDRY decidió otra estrategia, no la ha comunicado a
quienes creímos en ellos y nos convertimos en sus perros.
Además, si fue la Asamblea y son tiempos de campañas,
debieron invitar a todos los candidatos, como lo hace CANACO, CANCINTRA y demás.
Pero es así y me urge contar estas dos dispares historias,
porque ambas corren de la mano sin que a nadie, salvo unos cuantos, parezca,
embargarlos la tristeza de tanta ignominia.
Gracias
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