miércoles, 18 de abril de 2018

Como el borracho, no entienden razones


 Tengo muchos amigos, de todas las edades, sexo, situación económica, nivel educativo, creencias e ideologías variopintas y, de ellos, me nutro día con día sobre un tema u otro, y en ocasiones, hasta coincidimos y nos ponemos de acuerdo.
Estos días, vino Andrés Manuel López Obrador a Sonora y recorrió práctica y selectivamente, las ciudades que aportan más votos a las elecciones, es decir, las ciudades más grandes.
Inició en San Luís Río Colorado. Desde allá, un amigo, MORENO de hueso morado, subió una foto a sus redes (ese monstruo de mil cabezas), donde aparecía una pista para aterrizaje y despegue de aviones, en la cual se veían montones de tierra que obviamente impedían cualquier actividad de una aeronave, salvo, la de un helicóptero. En el píe de la imagen, se leía: “Esta es la pista desde donde volaría Andrés Manuel de San Luís a Nogales, y hoy misteriosamente aparecieron esos montones de tierra que impiden cualquier movimiento”.
No voy a decir que analicé la foto para descubrir si era o no era Photoshop, porque ahora, con tanta tecnología, pueden fotomontar a la Reina de Inglaterra paseándose en un columpio en la mera playa de los Algodones y comiéndose un coco con mariscos. ¿O no?
Pero lo que sí vi venir, es que alguien se preguntaría porqué AMLO volaría en avión, cuando dice que él no los utiliza ni los utilizará, aunque es obvio que, de San Luís a Nogales, pues apenas en un avión. Pues no tardaron ni nadita, para increpar eso en las redes, pero verán, eso no es nada. Eso apenas iniciaba.
Para cuando aterrizó en Nogales, ya había fotógrafos mal intencionados que tomaron imágenes del avión en cuestión, y para luego es tarde circularon por las mismas redes sociales. ¿No qué no usaba aviones?, decían, y otros, más aventurados, se atrevieron a decir que el aparato era de la Compañía Minera México, de tan malos recuerdos para los sonorenses.
Como un manejo de crisis y atenuar la andanada de comentarios, el candidato al Senado por MORENA, Alfonso Durazo, escribió en su Facebook un día después: “El día de ayer, en el marco de la gira de Andrés Manuel López Obrador por Sonora, volamos varios trayectos (Mexicali-Nogales-Guaymas) en una avioneta Sesna (sic) 401, modelo 1978, matrícula XBSHW, no presurizada, propiedad de la Sra Elvira García Pacheco; su costo fue de 13,200 pesos por pasajero”
Luego, en el discurso en Ciudad Obregón, el propio Andrés Manuel repitió la información (que el avión fue rentado) además de agregar que el avión presidencial ya se lo ofreció a Donald Trump para vendérselo en cuanto gane la presidencia, porque dijo, ni ellos tienen uno igual: No, no tienen uno, tienen varios, y mucho más sofisticados para el caso de un ataque de cualquiera de sus muchos enemigos, pero bueno, esa es otra historia y una mentira más.
El caso es que, tanto Durazo como AMLO, mienten. México tiene tres tipos de matrículas para los aviones: XA que es comercial (sí se puede rentar), XB que es privado (no se puede rentar) y XC que es militar, policial o de gobierno). En este caso y como lo declaró Durazo y luego El Peje, no pudieron o debieron rentarlo, porque era privado (Matrícula XBSHW). ¿Quién se los prestó y a cambio de qué? No lo sé. Y a nadie parece interesarle.
Pero bueno, pasa como pasa siempre con Andrés Manuel López Obrador, que se diga lo que se diga, él siempre sale intacto. Las redes se inundaron de defensores a ultranza y, como siempre, no hay poder humano que haga cambiar a la mayoría de los mexicanos, más del 40%, que creen que el señor es inmaculado y como la canción del TRI, pero al revés, todo lo que hace, lo que hace, está bien.
Al paso que vamos, yo no tengo dudas que el Tabasqueño va a ganar la presidencia de México. Por una sencilla cuestión: sus contrincantes y sus estrategas, lo quieren bajar de las preferencias en las encuestas por medio de la razón, cuando los mexicanos que lo aman, ya no quieren saber nada de razonamientos, sino que apelan a los sentimientos y estos son, entre otros, de hartazgo, desilusión, apatía, coraje (que a veces se raya en el odio) y mucha, desesperanza.
Así que, la próxima vez que usted quiera hacer entrar en razón a un Pejelover, ni lo intente, no hay manera posible y lo único que va a conseguir, es que se enojen más y cuando ganen (porque si no cambian los otros la estrategia AMLO va a ganar), con tanto odio acumulado disfrazado de amor, van a buscar quien se las hizo y, también a quien se las pague.
Y como ejemplo de intolerancia, el martes, aquí en Obregón, las hordas obnubiladas de AMLOvers, insultaron a una reportera, Ana Camargo, diciéndole que su medio era vendido y que todos los reporteros somos comprados para favorecer al PRI (deberían de explicarnos entonces porqué Meade va en tercer lugar), y eso, no se vale, menos contra una mujer.
Demasiado odio, ¿no?
Dios nos acompañe.




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