Tengo muchos amigos, de todas las edades, sexo, situación económica, nivel educativo, creencias e ideologías variopintas y, de ellos, me nutro día con día sobre un tema u otro, y en ocasiones, hasta coincidimos y nos ponemos de acuerdo.
Estos días, vino Andrés Manuel López Obrador a Sonora y
recorrió práctica y selectivamente, las ciudades que aportan más votos a las
elecciones, es decir, las ciudades más grandes.
Inició en San Luís Río Colorado. Desde allá, un amigo,
MORENO de hueso morado, subió una foto a sus redes (ese monstruo de mil
cabezas), donde aparecía una pista para aterrizaje y despegue de aviones, en la
cual se veían montones de tierra que obviamente impedían cualquier actividad de
una aeronave, salvo, la de un helicóptero. En el píe de la imagen, se leía:
“Esta es la pista desde donde volaría Andrés Manuel de San Luís a Nogales, y
hoy misteriosamente aparecieron esos montones de tierra que impiden cualquier
movimiento”.
No voy a decir que analicé la foto para descubrir si era o
no era Photoshop, porque ahora, con tanta tecnología, pueden fotomontar a la
Reina de Inglaterra paseándose en un columpio en la mera playa de los Algodones
y comiéndose un coco con mariscos. ¿O no?
Pero lo que sí vi venir, es que alguien se preguntaría
porqué AMLO volaría en avión, cuando dice que él no los utiliza ni los
utilizará, aunque es obvio que, de San Luís a Nogales, pues apenas en un avión.
Pues no tardaron ni nadita, para increpar eso en las redes, pero verán, eso no
es nada. Eso apenas iniciaba.
Para cuando aterrizó en Nogales, ya había fotógrafos mal
intencionados que tomaron imágenes del avión en cuestión, y para luego es tarde
circularon por las mismas redes sociales. ¿No qué no usaba aviones?, decían, y
otros, más aventurados, se atrevieron a decir que el aparato era de la Compañía
Minera México, de tan malos recuerdos para los sonorenses.
Como un manejo de crisis y atenuar la andanada de
comentarios, el candidato al Senado por MORENA, Alfonso Durazo, escribió en su
Facebook un día después: “El día de ayer, en el marco de la gira de Andrés
Manuel López Obrador por Sonora, volamos varios trayectos
(Mexicali-Nogales-Guaymas) en una avioneta Sesna (sic) 401, modelo 1978,
matrícula XBSHW, no presurizada, propiedad de la Sra Elvira García Pacheco; su
costo fue de 13,200 pesos por pasajero”
Luego, en el discurso en Ciudad Obregón, el
propio Andrés Manuel repitió la información (que el avión fue rentado) además
de agregar que el avión presidencial ya se lo ofreció a Donald Trump para
vendérselo en cuanto gane la presidencia, porque dijo, ni ellos tienen uno
igual: No, no tienen uno, tienen varios, y mucho más sofisticados para el caso
de un ataque de cualquiera de sus muchos enemigos, pero bueno, esa es otra
historia y una mentira más.
El caso es que, tanto Durazo como AMLO, mienten.
México tiene tres tipos de matrículas para los aviones: XA que es comercial (sí
se puede rentar), XB que es privado (no se puede rentar) y XC que es militar,
policial o de gobierno). En este caso y como lo declaró Durazo y luego El Peje,
no pudieron o debieron rentarlo, porque era privado (Matrícula XBSHW). ¿Quién
se los prestó y a cambio de qué? No lo sé. Y a nadie parece interesarle.
Pero bueno, pasa como pasa siempre con Andrés
Manuel López Obrador, que se diga lo que se diga, él siempre sale intacto. Las
redes se inundaron de defensores a ultranza y, como siempre, no hay poder
humano que haga cambiar a la mayoría de los mexicanos, más del 40%, que creen
que el señor es inmaculado y como la canción del TRI, pero al revés, todo lo
que hace, lo que hace, está bien.
Al paso que vamos, yo no tengo dudas que el
Tabasqueño va a ganar la presidencia de México. Por una sencilla cuestión: sus
contrincantes y sus estrategas, lo quieren bajar de las preferencias en las
encuestas por medio de la razón, cuando los mexicanos que lo aman, ya no
quieren saber nada de razonamientos, sino que apelan a los sentimientos y estos
son, entre otros, de hartazgo, desilusión, apatía, coraje (que a veces se raya
en el odio) y mucha, desesperanza.
Así que, la próxima vez que usted quiera hacer
entrar en razón a un Pejelover, ni lo intente, no hay manera posible y lo único
que va a conseguir, es que se enojen más y cuando ganen (porque si no cambian
los otros la estrategia AMLO va a ganar), con tanto odio acumulado disfrazado
de amor, van a buscar quien se las hizo y, también a quien se las pague.
Y como ejemplo de intolerancia, el martes, aquí
en Obregón, las hordas obnubiladas de AMLOvers, insultaron a una reportera, Ana
Camargo, diciéndole que su medio era vendido y que todos los reporteros somos
comprados para favorecer al PRI (deberían de explicarnos entonces porqué Meade
va en tercer lugar), y eso, no se vale, menos contra una mujer.
Demasiado odio, ¿no?
Dios nos acompañe.
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