martes, 16 de enero de 2018

Tres tristes historias


 Me llamó a la radio. De momento no lo recordé, pero le dije que, terminando mi programa #Apalabrados (www.larsavision.tv/921FM) de 1 a 2 de la tarde, le marcaría.
Maestra Rocío Romero
Luego, cuando ya lo tenía al habla, me dijo: “Soy el Güero (sobrenombre ficticio) y trabajé contigo en la campaña del 2012”. Entonces caí en cuenta. El “Wero”, era el primero en llegar al lugar desde donde cumplíamos con las funciones diarias y el último en irse. Si había que colgar pendones, agarraba la escalera y lo hacía, si había que llevar personas a encuestar se apuntaba como chófer y así, para nada decía que no. Cuando terminó la campaña, creo le ofrecieron un buen trabajo en Chihuahua y se fue por un tiempo.
El día que la Policía Estatal de Sonora entró a la casa de prensa y comunicación, con el pretexto de que ahí se encontraba algo “sospechoso”, y por tanto, llegaron con sus rifles apuntando a quienes se encontraban dentro, mientras por fuera, más de 20 patrullas cerraban la calle.
Fue el “Güero” y otra persona, quienes pusieron calma y exigieron que mostraran la orden para poder entrar, como lo hicieron, a una propiedad privada.
Ilegal cateo a casa de Prensa en el 2012
Con el susto, la mitad de los trabajadores renunciaron. Él, lo que hizo desde ese día, fue permanecer el mayor tiempo posible apostado junto a la puerta de esa casa, ubicada en Sonora casi esquina con Morelos, vigilando que los malandros con placas, no regresaran a amedrentarnos por culpa, supongo, de que ya sabían que el día de las elecciones el candidato para el cual trabajamos en ese momento, le pasaría por encima a la candidata del Gobernador Guillermo Padrés.
Hoy el “Güero” quería contarme otra cosa. Su hijo, el menor, fue detenido hace unos meses por estar supuestamente involucrado con sicarios. Pero, ¿cómo?, le pregunté, y aseveré: “si tienes una familia ejemplar y tú eres muy trabajador”
Y entre espasmos e hipeos, me contó que lo descuidó y que no quiso darse cuenta de que de un momento a otro, su hijo empezó a tener cosas que normalmente no hubiera tenido, sin trabajo fijo y aún sin terminar la carrera.
“No le puse el suficiente cuidado, por andar correteando la chuleta”, me dijo ya en pleno llanto.
Fue entonces que me pidió que le ayudara, para hablar con los jueces y los ministerios públicos y demás, para que no sentenciaran a su hijo y que pudiera salir pronto de la cárcel.
Hablé con su abogado y me confesó, que el chamaco estaba “frito”, cargado de pruebas en su contra y con una acusación muy delicada.
Cité al “Güero” en mi oficina, para decirle que, desafortunadamente, nadie podría hacer nada.
Mi ex trabajador, no es ni la sombra de lo que antes era. Arrastra los píes, los ojos son de una profunda e infinita tristeza y además, ha vendido todo lo que tiene a su alcance para tratar de salvar a su hijo de lo insalvable, decenas de años de cárcel.
La semana pasada estaba en el programa de radio, y me enteré, vía whatsapp, que en la calle Zaragoza y Puebla había ocurrido una balacera donde, lamentablemente, murieron dos personas.
Luego me llegó el video de una heroica maestra que puso a cantar a sus niños, tirados en el suelo, mientas pasaba el tiroteo y les decía que era solamente un simulacro para mantenerlos calmados.
Niños cantando durante el tiroteo cercano

Más tarde, llegó el vídeo de como la policía, había detenido a los 3 sicarios responsables del ajusticiamiento y, uno de ellos, Dios mío, de apenas 17 años.
detención de los sicarios
Y entonces pensé en el “Güero” y su ahora desdichada vida, me maravillé con la acción de la maestra, me pudo, aunque no los conocí, por esos dos fallecidos, pero, lo peor, es que no pude dejar de acongojarme, porque imagino, supongo, que los padres del chamaco de 17 años, iniciaran un calvario junto un chico al que, le espera toda una vida tras las rejas, y al que de seguro, le ganó la codicia del dinero “fácil”.
Tristes historias pero, reflexionemos ¿qué estamos haciendo tod@s para evitarlas?



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