Leí en la cuenta de Facebook de mi amigo, actor, director y
dramaturgo, Rafael Evans, una amarga queja porque en Obregón, tenemos un gran
estadio de béisbol y un teatro (para fines prácticos el único) más caros del
país, es decir, el Oscar Russo Vogel.
Tiene mucha razón.
Me llegó también un vídeo (muchas veces), donde el músico y
video blogger, Uriel López Rodríguez, relataba acuciosamente, como, desde su
casa (la mítica Durango entre Allende e Hidalgo, donde crecí), caminaba por la
calle Hidalgo hasta la Sinaloa, donde se encuentra Oomapasc.
Ambos, artistas, vivieron una larga temporada en otras
latitudes y hoy de regreso en Cajeme (no sé si permanente o temporalmente),
observan cómo es que aquí hemos perdido la esencia aquella, que vivió su máximo
clímax como ciudad, en los años setentas.
Y yo le conté una historia a Rafael, de cómo un día, en el
Parque de los Pioneros, en un evento cultural, el Arquitecto Heliodoro Montoya
llevó una maqueta donde presentaba a Eduardo Bours (que ahí se encontraba), el
proyecto de un teatro, justo en la Laguna del Nainari, sí, ahí donde está el
muelle, y decía él, que ya incluido todo, costaría alrededor de 40 millones de
pesos. Era, o es, un proyecto deslumbrante.
El Gobernador Bours, escuchó atentamente lo que Montoya le
explicaba, y volteó a su alrededor y al primero que vio fue al director de la
Casa de Cultura de Sonora, un tal Bécker García, y me dijo: ponte de acuerdo
con el alcalde Félix Holguín, para que se haga.
Miré la cara de mi jefe, Fernando Tapia, director del
Instituto Sonorense de Cultura en ese momento, y leí que no le había gustado
nadita la encomienda que me dio el Gobernador. Creo no entendió que, Bours es
así, práctico, y yo estaba en ese lugar, soy de Obregón y seguro tendría mayor
contacto con los actores indicados para realizar el proyecto.
Tuve varios encuentros con el alcalde Félix Holguín, fuimos
a donde se ubicaría el teatro y de pronto todo se entrampó.
Pedí audiencia de nuevo con Félix Holguín y en su oficina me
dijo, clarito, que los de APALBA, que dirige la Señora Irma Arana, no estaban
de acuerdo con la ubicación del teatro en la laguna, aduciendo que para allá,
no va nadie.
Yo nunca me he entendido con la Señora Irma, su caprichos y
chantajes me parecen nocivos para la cultura cajemense, y entonces fue que me
entrevisté con dos o tres artistas cercanos a ella, y me dijeron, convencidos,
que no, que el teatro debería de estar en el centro de la Ciudad.
Tiempo después me enteré que Tapia Grijalva, también metió
su cuchara para que no se construyera.
Cuando le comenté al Gobernador Bours, me dijo que de
momento, construir un teatro en alguna parte del centro de Cajeme, incluido
donde estaba el ex Cine Cajeme, costaría una fortuna, por estacionamiento
principalmente y no había tanto dinero. Se elevaría al doble.
El proyecto, no prosperó.
¿Qué significa esto? Que tenemos un teatro, uno solo, con
capacidad para 740 personas, y que cada evento que se hace ahí, si acaso se
llena, cuesta cuando menos cuarenta pesos con 50 centavos que se debe sumar el
boleto de entrada, para por ejemplo, ver una buena obra de teatro, más,
traslados de actores, escenografías y derechos de autor, además, impuestos y demás.
Yo recuerdo que antes, mucho antes, a la ciudad venían
compañías serias de teatro, como la de la UDG o la de UNAM, que nos traían
obras clásicas con actores excepcionales. Hoy, si no viene el galán o la actriz
de moda de TV, los proyectos se vuelven insostenibles. De los artistas locales,
pues, se deben de partir el lomo, arriesgar y casi siempre perder dinero, por
lo caro de la renta.
Le urge un teatro a Cajeme, o recuperar para el municipio
(el verdadero dueño) para que el ITSON deje de lucrar con el único recinto
completo en la Ciudad.
Por otro lado, Uriel López Rodríguez tiene mucha razón en su
vídeo, explicando el lamentable estado en que se encuentra Cajeme, y al afirmar
que somos culpables todos y todas. Exhibió en el mismo, callejones sucios,
grafitis que nada tienen que ver con el arte, locales y casas abandonadas,
algunas de ellas, de gente “pudiente” de Cajeme.
Conozco a Uriel desde que nació, porque era un niño y yo vecino
de sus padres y amigo de su tío Enrique.
Hay algo que puntualizó, la mentalidad que mostramos la
mayoría de los Cajemenses, es un problema de actitud. Por ejemplo: ¿qué hace
alguien que tiene dinero aquí en Ciudad Obregón? Construye locales, para buscar
la renta, más no la generación de empleos. Es más sencillo rentar, que crear
una empresa donde se genere movimiento económico, empleo y por tanto
oportunidades.
Le pregunté a un empresario, hace algunos años, por qué se
empeñaba en construir locales para rentar, cuando ya la ciudad se encuentra
inundada de ellos y me respondió: “no importa, el mejor dinero está en
ladrillos y esos no se pierden”, lamentablemente, uno de sus locales, aparece
vandalizado en el vídeo en cuestión.
En ambos casos, el del teatro y el rescate urbanístico de
Cajeme, yo considero que la solución debemos de ser tod@s, porque es muy fácil criticar,
pero no aportar nada a la comunidad, por capricho (caso del teatro) o por
conformismo (caso del deterioro de las calles) e ignorancia cívica, al ensuciar
lo que debemos de cuidar entre todos.
Somos, sí, orgullosos cajemenses, empero, cada vez tenemos
menos que presumir y nos hundimos viendo pasar el tiempo, esperando a que otros
hagan cosas por nosotros mismos.
Observación aparte: A Uriel le critican sus tatuajes: que
absurdo. Le critican que está muy cerca de un candidato independiente, ¿yyyy?
Creo que ambos, Uriel y Rafa, tienen mucho que aportar a
nuestra comunidad y significarse como líderes, por tanto, debemos apoyarlos
¿quién dice yo?
El CUM, es otra historia que tocaré en otra entrega.
Gracias
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