lunes, 8 de enero de 2018

El Rafa y el Uriel; uno sin teatro y el otro con la ciudad sucia



Leí en la cuenta de Facebook de mi amigo, actor, director y dramaturgo, Rafael Evans, una amarga queja porque en Obregón, tenemos un gran estadio de béisbol y un teatro (para fines prácticos el único) más caros del país, es decir, el Oscar Russo Vogel.
Tiene mucha razón.
Me llegó también un vídeo (muchas veces), donde el músico y video blogger, Uriel López Rodríguez, relataba acuciosamente, como, desde su casa (la mítica Durango entre Allende e Hidalgo, donde crecí), caminaba por la calle Hidalgo hasta la Sinaloa, donde se encuentra Oomapasc.
Ambos, artistas, vivieron una larga temporada en otras latitudes y hoy de regreso en Cajeme (no sé si permanente o temporalmente), observan cómo es que aquí hemos perdido la esencia aquella, que vivió su máximo clímax como ciudad, en los años setentas.
Y yo le conté una historia a Rafael, de cómo un día, en el Parque de los Pioneros, en un evento cultural, el Arquitecto Heliodoro Montoya llevó una maqueta donde presentaba a Eduardo Bours (que ahí se encontraba), el proyecto de un teatro, justo en la Laguna del Nainari, sí, ahí donde está el muelle, y decía él, que ya incluido todo, costaría alrededor de 40 millones de pesos. Era, o es, un proyecto deslumbrante.
El Gobernador Bours, escuchó atentamente lo que Montoya le explicaba, y volteó a su alrededor y al primero que vio fue al director de la Casa de Cultura de Sonora, un tal Bécker García, y me dijo: ponte de acuerdo con el alcalde Félix Holguín, para que se haga.
Miré la cara de mi jefe, Fernando Tapia, director del Instituto Sonorense de Cultura en ese momento, y leí que no le había gustado nadita la encomienda que me dio el Gobernador. Creo no entendió que, Bours es así, práctico, y yo estaba en ese lugar, soy de Obregón y seguro tendría mayor contacto con los actores indicados para realizar el proyecto.
Tuve varios encuentros con el alcalde Félix Holguín, fuimos a donde se ubicaría el teatro y de pronto todo se entrampó.
Pedí audiencia de nuevo con Félix Holguín y en su oficina me dijo, clarito, que los de APALBA, que dirige la Señora Irma Arana, no estaban de acuerdo con la ubicación del teatro en la laguna, aduciendo que para allá, no va nadie.
Yo nunca me he entendido con la Señora Irma, su caprichos y chantajes me parecen nocivos para la cultura cajemense, y entonces fue que me entrevisté con dos o tres artistas cercanos a ella, y me dijeron, convencidos, que no, que el teatro debería de estar en el centro de la Ciudad.
Tiempo después me enteré que Tapia Grijalva, también metió su cuchara para que no se construyera.
Cuando le comenté al Gobernador Bours, me dijo que de momento, construir un teatro en alguna parte del centro de Cajeme, incluido donde estaba el ex Cine Cajeme, costaría una fortuna, por estacionamiento principalmente y no había tanto dinero. Se elevaría al doble.
El proyecto, no prosperó.
¿Qué significa esto? Que tenemos un teatro, uno solo, con capacidad para 740 personas, y que cada evento que se hace ahí, si acaso se llena, cuesta cuando menos cuarenta pesos con 50 centavos que se debe sumar el boleto de entrada, para por ejemplo, ver una buena obra de teatro, más, traslados de actores, escenografías y derechos de autor, además, impuestos y demás.
Yo recuerdo que antes, mucho antes, a la ciudad venían compañías serias de teatro, como la de la UDG o la de UNAM, que nos traían obras clásicas con actores excepcionales. Hoy, si no viene el galán o la actriz de moda de TV, los proyectos se vuelven insostenibles. De los artistas locales, pues, se deben de partir el lomo, arriesgar y casi siempre perder dinero, por lo caro de la renta.
Le urge un teatro a Cajeme, o recuperar para el municipio (el verdadero dueño) para que el ITSON deje de lucrar con el único recinto completo en la Ciudad.
Por otro lado, Uriel López Rodríguez tiene mucha razón en su vídeo, explicando el lamentable estado en que se encuentra Cajeme, y al afirmar que somos culpables todos y todas. Exhibió en el mismo, callejones sucios, grafitis que nada tienen que ver con el arte, locales y casas abandonadas, algunas de ellas, de gente “pudiente” de Cajeme.
Conozco a Uriel desde que nació, porque era un niño y yo vecino de sus padres y amigo de su tío Enrique.
Hay algo que puntualizó, la mentalidad que mostramos la mayoría de los Cajemenses, es un problema de actitud. Por ejemplo: ¿qué hace alguien que tiene dinero aquí en Ciudad Obregón? Construye locales, para buscar la renta, más no la generación de empleos. Es más sencillo rentar, que crear una empresa donde se genere movimiento económico, empleo y por tanto oportunidades.
Le pregunté a un empresario, hace algunos años, por qué se empeñaba en construir locales para rentar, cuando ya la ciudad se encuentra inundada de ellos y me respondió: “no importa, el mejor dinero está en ladrillos y esos no se pierden”, lamentablemente, uno de sus locales, aparece vandalizado en el vídeo en cuestión.
En ambos casos, el del teatro y el rescate urbanístico de Cajeme, yo considero que la solución debemos de ser tod@s, porque es muy fácil criticar, pero no aportar nada a la comunidad, por capricho (caso del teatro) o por conformismo (caso del deterioro de las calles) e ignorancia cívica, al ensuciar lo que debemos de cuidar entre todos.
Somos, sí, orgullosos cajemenses, empero, cada vez tenemos menos que presumir y nos hundimos viendo pasar el tiempo, esperando a que otros hagan cosas por nosotros mismos.
Observación aparte: A Uriel le critican sus tatuajes: que absurdo. Le critican que está muy cerca de un candidato independiente, ¿yyyy?
Creo que ambos, Uriel y Rafa, tienen mucho que aportar a nuestra comunidad y significarse como líderes, por tanto, debemos apoyarlos ¿quién dice yo?
El CUM, es otra historia que tocaré en otra entrega.

Gracias



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