martes, 18 de octubre de 2016

Te cuento, Claudia Pavlovich, no pude ver ni a McCartney ni a Roger Waters



Primera parte


Mi hija Romina, la artista, me envió un mensaje: “Papá, vente a Coachela, sobraron dos boletos para el concierto de McCartney y Waters”
Era viernes de hace dos semana, ella estaba en el concierto de los Stones y del nuevo Nobel, Bob Dylan, el primero de tres.

Entré a google maps y calculé el tiempo: 13 horas más el cruce de la frontera. Y pensé, en moto, las 13 se convierten en 10 y en la línea te vas entre los carros hasta enfrente y tardas, 15 minutos máximo.
De cualquier manera, a mis 57 años, 12 horas arriba de la moto pesan.

Estimada Claudia: Me gustó mucho el prime no informe “parafernalio” que hiciste de este año que acabas de cumplir al frente del gobierno de Sonora. Excelente no gastar la pólvora en abrazos y besamanos inútiles, pues el horno no está para bollos y la gente de a píe menos.

Leí que en una encuesta, te calificaron con 7.2. Yo, que le entiendo poco a esto, no creo más que en las que aplico, y, coinciden, ¿eh?
Te escuché decir que tú eras en la escuela de dieces. Bien, pero una cosa es el dulce y jocoso caminar en las aulas y otra, muy distinta, es bregar día a día en la cuestión pública, donde supongo, imagino, debes de tomar decisiones a diario. Difícil y cansado, ¿no?

Pero al final del día y aún con todo en contra, cuando te miras en el fondo de los ojos de tus hijas y descubres una admiración sincera e inmensa, creo piensas en que bien vale la pena intentar reconstruir este estado que ya casi nos destrozaban los que se fueron; entonces sonríes, te mesas el cabello y retomas fuerzas.

El siguiente viernes (es decir este que acaba de pasar) un amigo periodista tuiteó desde el concierto en Coachela, California, esperando el inicio de los mismos conciertos y le escribí, con mucha envidia, que me encantaría poder haber asistido. Me mandó un mensaje: “Vente, tengo un boleto libre y lugar en el hotel, mi hermano enfermó y no pudo venir”
Digo, ya una segunda invitación despreciada para ver a estos músicos con los que prácticamente me eduqué musicalmente, no hubiese tenido progenitora. Ve, me dijeron mis hijas: Ve, me dijo no muy convencida la señora que saca y saca cuentas todos los días porque el dinero no alcanza (y aparte vive conmigo), pero pues, Chihuahua, la semana anterior yo le di sus boletotes preferenciales para que viera al Buky, entonces ahora de plano me tocaba a mí.

Me subí a la moto y me arranqué rumbo a California. Llegué a la línea y, mi pasaporte mexicano estaba vencido. Ya casi convencía al oficial de dejarme pasar a Nogales Arizona, para ir al consulado mexicano y sacar un pasaporte exprés. Pero, para mi mala suerte, llega el supervisor y le explican lo del vencimiento, y le informan que tengo un concierto de McCartney. "No for today", dijo Mr Edward y me dio las instrucciones para turnar en la light siguiente en U y regresarme a México sin ver a Pablito ni a Waters. Con la cola entre las patas y el ánimo por los suelos.

Claudia: las voces que me conocen no me dejarán mentir; aún cuando creo que un estadio no es ni cercano a lo ideal para presentar a un cantante de la trayectoria de Plácido, me parece un acierto que lo hayan traído y puesto al alcance de quienes nunca podrían ir a la Scala de Milán para apreciar, imagino y por decir algo, su papel como el príncipe Kalaf tratando de conquistar a la vengadora (y primer feminista) Turandot, en la ópera del mismo nombre.

Llevaron a Waters a la Ciudad de México y lo presentaron en el Zócalo completamente gratis. Entiendo que, el presupuesto de allá no es igual al de acá y además, por allá no pasaron los apaches que arrasaron, del 2009 al 2015, con Sonora.
Sigue Claudia, promoviendo este tipo de eventos que tanta falta nos hacen y, si puedes, de vez en vez tráenos artistas gratuitamente. Como en el FAOT o en las del Pitic o Tetabiakte, pero más seguido, ¿bueno? Ideas, Serrat ¿qué te parece? (lee esto e imagina mi sonrisa de lado a lado de mis bastos cachetes.

Pero Claudia, hay que tratar de llevar más cosas a otras latitudes de Sonora. En Cajeme, por ejemplo, nos encontramos tan desolados, tan cansados luego de la batalla que le dimos al nefasto Padrés, que creo, merecemos un puntito extra entre tus buenas voluntades.

Mañana o pasado, según pueda y sea el caso, prometo seguir con esta infausta noticia que te doy, porque no pude ver ni a McCartney ni a Waters y que me puso triste y frustrado, casi tanto, casi tanto, como me da ver el hundimiento de mi Cajeme.

Saludos



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