lunes, 23 de abril de 2018

Debate: ¿quién lo ganó?



Tal como se esperaba, el debate, fue de cuatro contra uno, el que va en primer lugar en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador.
Un día antes, el sábado, los otro cuatro Candidatos, Anaya, Meade, Rodríguez y Zavala, acudieron a un ensayo preliminar, porque el formato sería distinto a los ya tradicionales y, aun cuando no se cumplió como quitarle totalmente lo acartonado, la verdad fue un poco mejor. Para la anécdota, la persona que sustituyó a AMLO en el ensayo, citó: “voy a acabar con la corrupción barriendo como se hace con las escaleras, de arriba hacia abajo”: 24 horas después, tal cual, lo repitió el candidato de MORENA.
Quizá por eso, el candidato puntero, batalló para acostumbrarse al formato y su inicio fue lento y con un lenguaje corporal inseguro, donde, cruzaba los brazos, en señal de desconfianza y bueno, también, tuvo que chutarse la andanada de ataques que le hicieron el resto de los debatientes, eso era lo lógico, ¿no?
Anaya sin duda fue quien más polemizó en el debate. No solamente se lanzó contra el candidato López Obrador, sino, además, le pegó dos rozones a Meade mostrando una fotografía donde aparece degustando un pastel junto a César Duarte, ex gobernador de Chihuahua y hoy prófugo de la justicia: ¿de cuánto fue tu tajada?, le dijo y Meade, a quien se le había acabado su tiempo, no pudo responderle.
El Bronco, ocurrente, propuso que a quienes robaran, les “mocharan” las manos. Digo, que contrasentido, porque resulta que el Gobernador en receso de Nuevo León, fue acusado de simular cientos de miles de firmas para lograr ser candidato independiente y eso, no habla muy bien de su “honestidad”, además de que se le acusa de haber comprado miles de votos, con dinero de dudosa procedencia. Pero bueno, fue su propuesta, la que se ganó miles de memes en las redes sociales.
A Margarita Zavala, le pesa la figura de su esposo. A querer y no, la gente la percibe como la mujer de Felipe Calderón y eso cuenta, y mucho.
El último en llegar al Palacio de Minería, fue Andrés Manuel. El primero, como con ganas de pelear, fue Anaya. Todos, los cinco, traían sus porras que les gritaron a favor y en contra al entrar al edificio. Margarita, pensando que algunos de la porra eran suyos, se acercó a saludarlos y estos, de MORENA, le gritaron consignas para ella y para su esposo. Tuvo que meterse de prisa y salvarse de la turba.
Cuentan que, en otro piso, en el mismo recinto, algo así como cien políticos, amigos de los candidatos, seguían por la televisión el debate, comiendo zanahorias rayadas y palomitas, como si aquello fuera un cine. Cuando AMLO dijo, “Todos están aquí echándome montón” y provocó la risa de los invitados y dos de ellos regaron por el suelo su plato de palomitas.
Andrés Manuel fue el primero en irse, sin despedirse de los otros cuatro candidatos ni de los conductores, y pues para pronto le hicieron un fake video, donde supuestamente se va porque le harían preguntas de cultura general y recordaron aquella vez que no se las quiso contestar a Víctor Trujillo. Digo, no fue real, pero sí diertido.
Los saldos del debate, según mi opinión, le darán apenas unos cuantos puntos a Anaya, quizá hasta 4, pero no moverá a AMLO del primer lugar. Por su parte José Antonio Meade, no logra convencer a los electores y quizá, para las siguientes encuestas sus puntos hayan bajado irremediablemente, a pesar del esfuerzo post debate de hacerlo ver como el triunfador del mismo de parte de los miembros del PRI. Margarita y el Bronco, seguirán siendo quienes les arrebaten un poco de votos a los punteros, pero hasta ahí, no creo que vayan a crecer.
El siguiente debate será en Tijuana, el 20 de mayo, un día después de que inicien las campañas locales en Sonora, y deduzco que quizá a ese debate ya no acuda López Obrador, porque es mucho lo que puede perder y poco lo que puede ganar, entonces, al no asistir, solamente acomodaría las preferencias que lo marcan como claro favorito en todas las encuestas.
No lo sé de cierto, pero, luego del primer debate, varios amigos que le entienden a la política me dijeron que, la opción de que Meade desista a favor de Anaya, con tal de que no gane el MORENISTA, se vuelven más cercanas que nunca. ¿Se imaginan? ¿PRI y PAN aliados? Digo, ya pasó cuando Josefina Vázquez Mota se hizo a un lado al final de su campaña, para no restarle puntos a Peña Nieto, entonces hay quienes dicen que en la lógica, ahora le toca a los del PRI devolverles el favor. Todo, con tal de que AMLO no gane las elecciones.
Esperemos las nuevas encuestas y entonces, podremos opinar.

Muchas gracias




miércoles, 18 de abril de 2018

Como el borracho, no entienden razones


 Tengo muchos amigos, de todas las edades, sexo, situación económica, nivel educativo, creencias e ideologías variopintas y, de ellos, me nutro día con día sobre un tema u otro, y en ocasiones, hasta coincidimos y nos ponemos de acuerdo.
Estos días, vino Andrés Manuel López Obrador a Sonora y recorrió práctica y selectivamente, las ciudades que aportan más votos a las elecciones, es decir, las ciudades más grandes.
Inició en San Luís Río Colorado. Desde allá, un amigo, MORENO de hueso morado, subió una foto a sus redes (ese monstruo de mil cabezas), donde aparecía una pista para aterrizaje y despegue de aviones, en la cual se veían montones de tierra que obviamente impedían cualquier actividad de una aeronave, salvo, la de un helicóptero. En el píe de la imagen, se leía: “Esta es la pista desde donde volaría Andrés Manuel de San Luís a Nogales, y hoy misteriosamente aparecieron esos montones de tierra que impiden cualquier movimiento”.
No voy a decir que analicé la foto para descubrir si era o no era Photoshop, porque ahora, con tanta tecnología, pueden fotomontar a la Reina de Inglaterra paseándose en un columpio en la mera playa de los Algodones y comiéndose un coco con mariscos. ¿O no?
Pero lo que sí vi venir, es que alguien se preguntaría porqué AMLO volaría en avión, cuando dice que él no los utiliza ni los utilizará, aunque es obvio que, de San Luís a Nogales, pues apenas en un avión. Pues no tardaron ni nadita, para increpar eso en las redes, pero verán, eso no es nada. Eso apenas iniciaba.
Para cuando aterrizó en Nogales, ya había fotógrafos mal intencionados que tomaron imágenes del avión en cuestión, y para luego es tarde circularon por las mismas redes sociales. ¿No qué no usaba aviones?, decían, y otros, más aventurados, se atrevieron a decir que el aparato era de la Compañía Minera México, de tan malos recuerdos para los sonorenses.
Como un manejo de crisis y atenuar la andanada de comentarios, el candidato al Senado por MORENA, Alfonso Durazo, escribió en su Facebook un día después: “El día de ayer, en el marco de la gira de Andrés Manuel López Obrador por Sonora, volamos varios trayectos (Mexicali-Nogales-Guaymas) en una avioneta Sesna (sic) 401, modelo 1978, matrícula XBSHW, no presurizada, propiedad de la Sra Elvira García Pacheco; su costo fue de 13,200 pesos por pasajero”
Luego, en el discurso en Ciudad Obregón, el propio Andrés Manuel repitió la información (que el avión fue rentado) además de agregar que el avión presidencial ya se lo ofreció a Donald Trump para vendérselo en cuanto gane la presidencia, porque dijo, ni ellos tienen uno igual: No, no tienen uno, tienen varios, y mucho más sofisticados para el caso de un ataque de cualquiera de sus muchos enemigos, pero bueno, esa es otra historia y una mentira más.
El caso es que, tanto Durazo como AMLO, mienten. México tiene tres tipos de matrículas para los aviones: XA que es comercial (sí se puede rentar), XB que es privado (no se puede rentar) y XC que es militar, policial o de gobierno). En este caso y como lo declaró Durazo y luego El Peje, no pudieron o debieron rentarlo, porque era privado (Matrícula XBSHW). ¿Quién se los prestó y a cambio de qué? No lo sé. Y a nadie parece interesarle.
Pero bueno, pasa como pasa siempre con Andrés Manuel López Obrador, que se diga lo que se diga, él siempre sale intacto. Las redes se inundaron de defensores a ultranza y, como siempre, no hay poder humano que haga cambiar a la mayoría de los mexicanos, más del 40%, que creen que el señor es inmaculado y como la canción del TRI, pero al revés, todo lo que hace, lo que hace, está bien.
Al paso que vamos, yo no tengo dudas que el Tabasqueño va a ganar la presidencia de México. Por una sencilla cuestión: sus contrincantes y sus estrategas, lo quieren bajar de las preferencias en las encuestas por medio de la razón, cuando los mexicanos que lo aman, ya no quieren saber nada de razonamientos, sino que apelan a los sentimientos y estos son, entre otros, de hartazgo, desilusión, apatía, coraje (que a veces se raya en el odio) y mucha, desesperanza.
Así que, la próxima vez que usted quiera hacer entrar en razón a un Pejelover, ni lo intente, no hay manera posible y lo único que va a conseguir, es que se enojen más y cuando ganen (porque si no cambian los otros la estrategia AMLO va a ganar), con tanto odio acumulado disfrazado de amor, van a buscar quien se las hizo y, también a quien se las pague.
Y como ejemplo de intolerancia, el martes, aquí en Obregón, las hordas obnubiladas de AMLOvers, insultaron a una reportera, Ana Camargo, diciéndole que su medio era vendido y que todos los reporteros somos comprados para favorecer al PRI (deberían de explicarnos entonces porqué Meade va en tercer lugar), y eso, no se vale, menos contra una mujer.
Demasiado odio, ¿no?
Dios nos acompañe.




lunes, 16 de abril de 2018

Que 20 años no es nada…




Yo llegué aquí, al periodismo, por circunstancias de la vida. Durante el año de 1997, me dediqué de lleno a leer y a escribir lo que sería un libro de cuentos, el cual inscribí en el Concurso del Libro Sonorense y, ganó.
Aficionado como era al deporte, había escrito una columna diaria, durante el mundial de fútbol de 1994, para el periódico El Imparcial.
Luego, no recuerdo bien si fue en el 95 o 96, abrieron la camioneta de mi trabajo, y me robaron un celular. Cuando llegó la cuenta, obviamente la misma era altísima, casi impagable, y, entonces me dediqué, como sabueso, a marcar todos y cada uno de los números que aparecían en el recibo, hasta que, atando cabos, me di cuenta de que, el ladrón, era el hermano vago de un diputado. Le marqué al legislador, le expliqué la situación y su respuesta fue: “hazle como quieras, soy abogado y además diputado, y sé que es muy difícil que compruebes que fue mi hermano”.
Dos días después, a la oficina (supongo que, con el poder de “ser diputado” les dieron la dirección en la compañía telefónica), llegó un propio con el teléfono y pidió hablar con mi patrón. Nunca supe qué le dijo, pero, mi jefe, me dio la orden de “ya no moverle” y que la empresa correría con ese gasto. Me enojé, indigné y lo que sigue.
Entonces hice una carta, con los datos pormenorizados, y la llevé con Aracely Martínez, en ese tiempo editora de El Imparcial en Ciudad Obregón. Me dijo: “esta es una columna de opinión” y la publicó. A la semana siguiente, me llamó a casa para preguntarme, “¿Y ahora de qué vas a escribir? Así fue como, inicié con una columna de opinión semanal.
Y como escribía esa columna, me invitaron a participar en un taller de literatura que impartiría cada mes, aquí en Obregón, el Maestro Rafael Ramírez Heredia. Hicimos una amistad de esas de un joven de 38 años, con un gitano-escritor de más de 50 y fue él quien me aconsejó, en el 97 que dejara todo,  y me dedicara a leer y a escribir. Le dijo a mi esposa: “déjalo que escriba, verás que la vida les va a cambiar”. Y, luego de un año leyendo y escribiendo, claro que nuestra vida cambió: andaban detrás de mí el banco, el colegio de las niñas, dos mueblerías y les debía dinero a todos mis compadres. Creo que, de no haber sido por mi compadre, Uriel Mendoza, quien me daba trabajitos de redacción cada mes, y me pagaba lo suficiente para que eso sí, en casa no faltara la comida, nos hubiéramos muerto de hambre.
Como les dije, gané el premio con mi librito de cuentos, Tráfico entre Deseos. Los 30 mil pesos del premio, no me sirvieron, sino para abonar las cuentas.
Luego de la euforia inicial del triunfo, volteé para todos lados y me di cuenta que algo debía hacer para sacar a flote mi casa y a mi familia y las deudas acumuladas.
Era abril de 1998, y, en mi inocencia, pensé que, como ya era “famoso” (jajajaja, qué risa me da ahora), podría dedicarme a escribir una columna diaria y con eso ganaría lo necesario para seguir escribiendo.
Me habían contado que Ricardo Bours era el dueño del Diario del Yaqui y pedí cita en su oficina. Me la dio de inmediato y me contó la verdad: “no, no soy dueño, aunque soy amigo de la casa editorial” y me consiguió una cita.
No me la dieron de columnista, sino que, me propusieron suplir al gran maestro Ramón Iñiguez Franco, mientras se reponía de una enfermedad, y me hice cargo de la sección cultural.
Cierto día estaba temprano en el Diario, y llamó un fotógrafo para decir que estaban embargando las cajas de Banco Rural, por una demanda que interpuso una cliente y, como no había más, me fui a “levantar la nota”. Al llegar, el guardia de la puerta me impidió el paso, forcejee con él y trajo refuerzos. No pude entrar, pero sí, entrevisté al abogado cuando salió del Banco. Hice una nota, que fue publicada en la primera plana con las ocho columnas y yo, me sentí otra vez estrella.
Ese mismo día, el director de Banrural, Gonzalo de la Fuente, citó a rueda de prensa (a todos menos a los del Diario) para desmentir la nota y declaró: “a final de cuentas, esto es un golpe de un periodista inexistente, porque ¿quién conoce a Bécker García?”, a final, otro político prepotente.
Mi respuesta fue, publicar la demanda y la orden de embargo y acallar al Doctor De la Fuente. Ahí están las pruebas, escribí.
Así inicié, hace 20 años, en abril, mi carrera de periodista, interrumpida, a veces, por otro tipo de trabajos como funcionario público.
Escribo, poco, literatura, un libro de cuentos y una novela están en ciernes, pero no creo que sean lo suficientemente buenas como para publicarse y quizá, solo quizá, más delante.
Pero sin duda, durante estos 20 años, en los cuales he participado en periódicos, radio, televisión y ahora hasta en redes sociales, puedo jurar que me he divertido como chamaco y que, lo hago con la plena intención de hacer algo por mi entorno. ¿Qué tengo muchos detractores? Bueno, sí, pero esto es parte de la vida y más, cuando alguien expone (y al hacerlo te expones a las críticas en uno y otro sentido) sus puntos de vista, equivocados o no, pero, honestos.
Entonces, me digo a mí mismo: Mi querido y amado Bécker, valió la pena tomar la decisión de convertirte en periodista, hoy, hace 20 años.


Muchas gracias