martes, 29 de agosto de 2017

Cuando el catastrófico cambio climático nos alcanzó


Se inundó Houston, debido a la tormenta Harvey. En algunas fotografías, se ven sus calles anegadas hasta la altura de los semáforos.
Existe también un vídeo, donde un venado, macho, inmenso, fuerte, alto, musculoso, cruza una calle a pleno nado. La verdad, no dan el contexto de donde es que escapó (algún zoológico?) o si acaso es salvaje y algo pasó en su hábitat que lo obligó a acudir a la ciudad, y, se aventó a nadar como si aquello fuera un río.
Houston, tiene un presupuesto, si acaso mi fuente es verídica, per cápita, 27 veces mayor al de Cajeme. Y aún así se inunda.
Donald Trump sigue insistiendo que el cambio climático es un invento de los países industrializados para evitar el consumo de combustibles fósiles como el carbón, y restarle competitividad a su país. Dice, el “pelos de elote”, que es una mentira que la tierra se esté calentando. Mientras tanto, los daños en Texas suman miles de millones de dólares, y es algo así como lo ocurrido hace algunos años con Katrina en Nueva Orléans, donde aún ahora, al paso de los años, no se han reconstruido sus estragos. Y es que lo que no sabe el werito, es que el catastrófico cambio climático y sus consecuencias, ya nos alcanzaron.
Si mal no recuerdo, cuando Ricardo Bours fue alcalde de Cajeme, hubo una reunión para hablar y replantear la situación de los baches en la ciudad. Se dijo ahí, que para ponerse más o menos al día, se necesitarían 5 presupuestos totales anuales (y que no hubiera lluvias catastróficas como las de los huracanes), destinados completamente a rehabilitar calles. Es decir, nada de nuevas luminarias, ni recolección de basura, ni sueldos, ni vialidades nuevas ni nada parecido.
Recuerdo a una persona, presente en la reunión, la cual propuso que se aumentaran entonces los impuestos. El silencio fue sepulcral y las caras miraron hacía otro lado.
Y luego me comenta Marcelo Aguilar, que cuando estuvo al frente de Desarrollo Urbano, midieron calle por calle, así como los drenajes y agua potable. Necesitaban, según sus cálculos y los de su equipo, 30 años invirtiendo todo el presupuesto de Imagen Urbana, para ponerse al día en los dos rubros.
Recuerdo que allá por los años ochentas, yo tenían un Jeep. Entonces junto a dos amigos, en tiempos de lluvias, nos íbamos a la colonia México a sacar, previa cooperación, a carros atascados en el lodo. Luego de tres horas de “ardua” chamba, teníamos lo suficiente para vivir como reyes en el antro nocturno. Y todavía, los rescatados, nos daban las gracias y en alguna que otra ocasión de ahí mismo sacamos invitaciones para algún baile o ir a la discoteca… Jejeje…
Y regreso al trienio 2000-2003. En el año 2002, en esa misma colonia, se hicieron trabajos para instalar un colector pluvial gigantesco antes de pavimentar. Y es que la lógica decía, y dice, que en colonias “hundidas” como la México, pavimentar sin colectar el agua y darle desfogue, es un contrasentido, el agua estancada es la peor enemiga de los pavimentos. Hubo gente que dijo, en ese tiempo, que las obras enterradas como los drenajes pluviales, no sirven porque no las ve la gente. Es mejor, decían, que se hiciera otra megacascada con ese dinero en alguna otra entrada a la ciudad para que los ciudadanos la vieran y se sintieran chidos.
Ah, pero eso sí, en el 2003, cuando revisé las votaciones urna por urna, la colonia México votó enteramente en contra del partido del alcalde tricolor y prefirió al azul. ¿Curioso o injusto? Ustedes decidan, yo no.
Yo no le voy a quitar ni a poner al trabajo de los ayuntamientos. Nada más les recuerdo que esto de los baches, sí es un problema cíclico y que viene con las lluvias de Junio a Septiembre, y que es un problema consecuencia lógica de muchos años sin hacer lo necesario, como son, los drenajes pluviales. Y conste, por las oficinas de palacio han pasado tricolores, azules y hasta amarillos y el problema se acumula.
Y sucede lo mismo con el Estadio de Los Yaquis. ¿Se cayó el techo ante una tromba? Pues sí, lo mismo pasó hace algunos años, cuando construyeron un hotel justo en la entrada norte de Ciudad Obregón: recuerdo llegó una tormenta intempestiva y arrancó las paredes del mismo. El clima, no tiene palabra y a veces ni avisa. Y conste, el Hotel en cuestión se llena de visitantes y cajemenses, y nadie piensa en que se van a quedar sin paredes o que estás se le van a caer encima.
Lo que sí me duele, de verdad, es que en mi casa, existe un árbol ancestral, llamado palo brea, al cual y durante esa misma tromba, se le cayeron el 65% de sus ramas. Ahí sí, tendría que pasar medio siglo para que vuelva a recuperar su follaje.
Eso si está gacho, ¿no?


Gracias


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