domingo, 6 de junio de 2010

El día que nos dolió a todos…

Palabras Mayores

Bécker García

Para Alma Angélica, una guerrera de Dios…

Eran pasadas las 3 de la tarde. Estábamos en Radio S.A., donde el candidato a Diputado Federal, Rogelio Díaz Brown, habría de dar una entrevista.

El celular vibraba insistentemente. Miraba de reojo la luz y sentía el zumbido del mismo. Era mi esposa.

Pensé en regresarle la llamada, tan pronto nos desocupáramos. A mi derecha, Renée, mi hija y principal colaboradora, veía también atenta el teléfono, el cual había dejado de agitarse por unos instantes, para luego reiniciar su silencioso escándalo.

A la tercer llamada, abandoné la cabina y contesté.

Alma, con voz alterada pero apacible, me preguntaba por mi hija. Le di una leve explicación y me disculpé por no haber contestado a la primera.

“No la alarmes, pero están llegando al Hospital niños quemados. Dile que llame para preguntar por su hijo, porque la guardería de donde vienen es algo con A”.

Becker Andrés, mi nieto, acude a un Jardín de niños llamado A+. Imaginé el escenario y no pude más que sentir un nudo en la garganta.

Adentro de la cabina radiofónica, Renée seguía atenta el transcurso de la entrevista. Le dije que buscara a su hijo. Ella llamó, y el niño estaba con su papá.

Regresé la llamada a mi esposa, y entre gritos y caos me dijo que aquello era horrible y dantesco. Hasta ese momento, habían llegado al Hospital General del Estado, 8 niños quemados y al parecer habría más.

Luego ella, soltó el llanto y dijo: “Pídele a Dios que me de fuerzas para enfrentarme a esto”

Salimos de la entrevista, les comuniqué lo sucedido, y nos sumergimos todos en un silencio extremo.

Luego, buscamos un televisor. En las radios, la noticia aún no era conocida.

Telemax daba cuenta del trágico suceso.

Después, nos reunimos y el candidato decidió ponernos a las ordenes de quien lo necesitara, pero con cautela y prudencia. Se mandaron varias personas a los distintos Hospitales de Hermosillo, con autos, comida y agua. Era el 5 de Junio del 2009.

Mi hija y yo llegamos a Hermosillo de noche. A ella, le urgía ver a su hijo. Yo, necesitaba darle fuerzas a mi esposa.

Al pasar por la Procuraduría de Justicia del Estado, nos dimos justa cuenta de la magnitud del siniestro. En la explanada, cientos de personas esperaban noticias.

Pensé en la soledad del caos. Le llamé al Procurador. Su voz se quebraba. “Dios, ¿qué más me toca por vivir en esto?”… luego, silencio; luego, colgó.

En el transcurso de la tarde noche, los doctores y enfermeras del Hospital General, habían librado una buena batalla para rescatar a los infantes. En algunos casos, perdieron la lucha.

Increíble el morbo humano. Decenas de personas llegaron al Hospital pidiendo ver a los niños fallecidos.

“Es que un sobrino de mi novio que está buscando en otro lado, estaba en la guardería; quiero ver si está dentro de los fallecidos“

“Yo conocía al vecinito y quiero saber si acaso está por aquí”

El colmo eran aquellos que pedían fotografiar o tomar video con el celular, bajo el pretexto de llevar las imágenes a los familiares que estaban buscando en otros lados. Para el caso, mi esposa y sus compañeras, Trabajadoras sociales, preguntaban: edad, color y tipo de cabello, de piel, de ropa. Iban descartando a los morbosos, que ya para esas horas eran muchos.

Cuando contaban con altas probabilidades de certidumbre, mostraban poco a poco a los fallecidos, iniciando con el cabello y suspendiendo el proceso inmediatamente cuando las señas no coincidían.

Ese día-noche entregaron 11 pequeños cuerpos.

Era casi la una de la mañana cuando mi esposa salió del Hospital. Su voz, su cuerpo, su espíritu, habían cambiado para siempre.

Durante muchos meses necesitó terapia. Durante muchos meses despertó súbitamente inmersa en un llanto doloroso e impotente. Durante mucho tiempo y hasta ahora, Dios fue su sustento.

Cuando en Octubre de ese mismo año, el nuevo Gobierno le pidió su puesto por haber entrado con la administración anterior, Alma, mi esposa, liberó la angustia de volverse a encontrar ante un hecho semejante. Tal vez sabía, intuía, que no podría soportarlo de nuevo.

Desde entonces, todos los días pide por la resignación de los dolientes y pide, que nunca más se vuelva a repetir la lacerante historia

Gracias…

http://beckergarcia.blogspot.com/

viernes, 4 de junio de 2010

Quieren el agua del Yaqui… ¡en Chihuahua!


Palabras Mayores

Bécker García

¿Sabes, lectora, lector, quien es César Duarte? Don César, es el candidato actual del PRI y del Verde Ecologista a Gobernador por el Estado de Chihuahua.

Hace apenas dos meses, don César, en plena campaña, prometió la construcción de 13 presas en el Estado de Chihuahua, con el objeto de hacer crecer la productividad agropecuaria de su estado.

Entre otras cosas prometió también, desviar las aguas del Río Papigochic para sembrar los desérticos valles de Ascensión y de Janos.

Bueno, ¿yyyyy?; ¿qué tiene de raro que los candidatos en campaña prometan cosas difíciles de cumplir? Pues pasa que, El Papigochic, es un afluente del Río Yaqui.

Ante tal propuesta, veamos que escribieron allá en Chihuahua sobre su propuesta, en un periódico local: “Examinemos el hipotético caso de la desviación del Papigochic. Este milenario río que nace en la Sierra de Molinares en los municipios de Bocoyna y Carichí recorre alrededor de 400 kilómetros para internarse en Sonora donde, después de recibir en ambos estados diversos afluentes termina en la región Yaqui. Tanto en Chihuahua como en Sonora el gran río es vital en términos de ecología y economía, pues la importancia agroindustrial de Valle del Yaqui está fuera de toda duda. ¿Qué pretende Duarte con llevarse las aguas hacia Ascensión?”

En ese estado, están preocupados por el futuro del Valle del Yaqui. ¿porqué no pasa lo mismo aquí en Sonora?

Por otra parte, en Durango, están reclamando el agua que se produce en su sierra y que escurre en un 70% hacía el Estado de Sinaloa.

Dicen, que mientras Sinaloa tienen el mar por un lado donde pueden obtener agua para consumo humano y para sembrar, mediante procesos de desalación, en Durango esto es meramente imposible, porque no tienen costa.

Sin embargo, mientras la ley no cambie, ni Chihuahua ni Durango podrán quedarse con una sola gota de lo que producen en sus sierras, porque el agua pertenece a los Valles a donde desembocan al mar. Hay tratados nacionales de otorgar un número predeterminado de metros cúbicos, y, salvo que llueva cada vez más (lo cual cada vez es al contrario), no podrán disponer de agua.

Claro que César Duarte podría argumentar que no le quitará ni una gota al Río Yaqui porque podría eficientar los riegos, o comprar derechos de agua antes del que llegue al Yaqui o cualquier mentira que se le ocurra.

La guerra por el agua ya inició.

Entonces, la pregunta es; ¿Qué hará el Gobierno del Estado si acaso el de Chihuahua pretende quedarse con el agua? Pues hará marchas, plantones, irá a México a hablar con quien tenga que hacerlo, contratar abogados, concienciar a los sonorenses y, ¡qué grave!, darle la razón a quienes hoy nos oponemos al desvío del agua del Novillo a Hermosillo por medio de un acueducto, llámese como se llame.

Por eso cuando escuchaba en la radio la intención de iniciar en octubre con la construcción la desviación del agua, saqué por conclusión que esto no puede ser verdad.

Y me percaté en los detalles del evento: No estuvo un solo empresario del Sur de Sonora en el evento. No estuvo el Senador de Cajeme, Javier Castelo, ni el Diputado Federal Rogelio Díaz Brown, ni Faustino Félix, Raúl Acosta o Antonio Valdez.

Cuando todo mundo esperaba que estuviese en el evento José Luís Luege Tamargo, el Director de la CONAGUA, mandaron a un segundón, a quien presentaron como Director de agua potable nacional, cuando en realidad es sub director. ¿Les daría pena contar con tan poco apoyo federal?

Estuvo, sí, el Señor Arzobispo Ulises Macías, quien no tiene contacto ni entiende a los habitantes del Sur del Estado y que, opina no como pastor de la iglesia católica, sino como panista que es.

Y me percaté que aunque se dijo que no sería un acto de autoridad, se firmó un “decreto” para crear una comisión, no para desviar el agua de una cuenca a otra, porque el Gobierno del Estado no tiene autoridad para hacerlo, sino que es el Gobierno Federal quien tendría que autorizarlo por decreto.

Y me fijé que todo fue un acto meramente mediático para confundir a los sonorenses. Eso sí, a los sonorenses que se dejan confundir, porque acá en el Cajeme, nadie cayó en el garlito.

Lo preocupante del caso es, ¿Cómo le hará el Gobierno del Estado cuando tenga que dar marcha atrás a lo que dice hará pero que en realidad no puede hacer?

Lo preocupante del evento mediático es; ¿Porqué no le importa al Gobierno del Estado el encono social que está provocando en el Sur del Estado?

Gracias…

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